Share This Article
Aunque estos últimos días parecen decir lo contrario, el verano está a la vuelta de la esquina, y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid da el pistoletazo de salida de la temporada con un programa expositivo que no tiene desperdicio.
Así, desde hoy, jueves 7 de junio, hasta el próximo 9 de septiembre, el Museo Thyssen presenta la exposición Victor Vasarely. El nacimiento del Op Art, una muestra monográfica sobre el padre del movimiento Op Art. Organizada con fondos del Museo Vasarely de Budapest, del Museo Victor Vasarely de Pécs, de la Fundación Vasarely de Aix-en-Provence y otros destacados préstamos de colecciones privadas, la muestra ofrece una visión global de la vida y obra del artista húngaro a través de las principales fases de su evolución artística. De esta manera, se podrá apreciar el papel fundamental de Vasarely en el desarrollo de la abstracción geométrica y conocer, al hilo de sus principios y reflexiones teóricas, sus experimentos para integrar el arte en la sociedad.
Victor Vasarely (Pécs, 1906 – París, 1997) es una de las figuras más destacadas del arte abstracto geométrico. Sus experimentos con estructuras espacialmente ambiguas y ópticamente dinámicas y sus efectos en la percepción visual irrumpieron en el panorama artístico de mediados de la década de 1960 con la etiqueta de Op Art, dando origen a una tendencia efímera pero de extraordinaria popularidad.
La exposición está organizada en ocho secciones siguiendo un orden cronológico, precedidas de un primer espacio dedicado a las Estructuras Vega, una de sus series más conocidas y emblemáticas, realizada en la cumbre de su carrera y cuyo nombre deriva de la estrella que más brilla en las noches estivales del hemisferio norte. Posteriormente, la exposición recorre el Periodo Gráfico de Vasarely, sus Estudios precinéticos y la serie Naissances, su estancia en Belle-Isle, el periodo Cristal y sus trabajos a partir de los azulejos de la estación de metro parisiense de Denfert-Rochereau; la muestra continúa con el Periodo Blanco y Negro, los estudios sobre la Unidad plástica, el uso de Algoritmos y permutaciones, el Folclores planetario de la década de los 60 y, finalmente, la intención del propio Vasarely de democratizar el arte a través de sus Múltiples.
Comisariada por Márton Orosz, conservador del Museo de Bellas Artes de Budapest y director del Museo Vasarely, la exposición Victor Vasarely. El nacimiento del Op Art ofrece una mirada profunda y diversa a la obra de uno de los creadores más singulares del siglo XX.
Por supuesto, el vernos en el Museo Thyssen va mucho más allá. Y prueba clara de ello es la exposición Monet/Boudin, la primera ocasión de descubrir a través de una exposición monográfica la relación entre el gran pintor impresionista Claude Monet (París, 1840 – Giverny, 1926) y su maestro Eugène Boudin (Honfleur, 1824 –Deauville, 1898), representante destacado de la pintura al aire libre francesa de mediados del siglo XIX. La exhibición conjunta de su obra persigue no solo arrojar luz sobre el periodo de aprendizaje de Monet, en el cual Boudin jugó un importante papel, sino también sobre la totalidad de sus respectivas carreras y sobre los orígenes mismos del Impresionismo.
Comisariada por Juan Ángel López-Manzanares, conservador del Museo Thyssen, la exposición reúne –entre el 26 de junio al 30 de septiembre– un centenar de obras de los dos pintores, incluyendo préstamos de importantes museos, como el Musée d’Orsay de París, la National Gallery de Londres, el Metropolitan de Nueva York, el Museo de Israel en Jerusalén, el Museu Nacional de Belas Artes de Río de Janeiro o el Marunuma Art Park de Japón, así como de acervos privados, como la Colección Pérez Simón.
A lo largo de un recorrido cronológico y temático que se articula en ocho capítulos, Monet/Boudin enfatiza los intereses artísticos que compartían ambos artistas, como la atracción por la iconografía de la vida moderna –plasmada en escenas de veraneantes en la playa de Trouville– , por los efectos cambiantes de la luz –que protagonizaron la mayor parte de sus óleos y pasteles– y, finalmente, por la naturaleza semisalvaje de los acantilados de las costas de Bretaña y Normandía.
La excepcional Colección Permanente del Museo Thyssen, los campamentos de verano para chicas y chicos de entre 6 y 13 años, los diversos cursos y conferencias programados y, en general, la dinámica agenda cultural del propio museo también forman parte de un verano de arte y cultura realmente fuera de serie.