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Uruguay es casi una gran península: la costa atlántica, el Río de la Plata, el río Uruguay… agua rodeando buena parte del territorio, y mucha agua también al interior. Agua que, desde siempre, ha servido como vía de transporte, de personas, de mercancías, de experiencias… y que hoy sigue siendo, gracias al turismo náutico fluvial, una de las mejores maneras de recorrer este singular paraíso.
En este sentido, el área oeste de Uruguay permite conocer la riqueza de sus ríos desde el agua. Para ello, la industria náutica recreativa de la región propone actividades como recorrer en pequeñas embarcaciones de pescadores las 24 islas del Río Uruguay (combinando río abierto con estrechos canales), surcar en catamarán el paraje natural apenas explorado de Río Negro o realizar paseos náuticos y buceo en Villa Soriano, el asentamiento europeo más antiguo del país.
El país sudamericano aún guarda como pequeños tesoros playas remotas y desiertas, cuyos difíciles accesos han permitido conserva su medio natural de forma privilegiada. Solo accediendo desde el agua se puede conquistar algunos de estos parajes, como los arenales de Río Negro.
A bordo de lanchas, veleros y pequeños cruceros, los navegantes –tanto nacionales como extranjeros–pueden aprovechar para disfrutar la tranquilidad de estas zonas menos transitadas, llugares que gozan de un clima excelente durante buena parte del año. Así, por ejemplo, la histórica localidad de Villa Soriano acoge la primera estación fluvial del litoral, mientras que el puerto de Mercedes ofrece todos los servicios requeridos por el turismo náutico fluvial: electricidad, agua potable y suministro de combustible, entre otros aspectos básicos para atraer este tipo de viajeros.
La Intendencia de Soriano ha trabajado intensamente para desarrollar el turismo en este departamento, una industria que hace tan solo 10 años no existía y, entre sus planes futuros está la adecuación de la infraestructura para extenderse hasta la ciudad de Rosario, más alejada por río, pero que ofrece otras opciones de ocio.
Del mismo modo, bajo el nombre de Corredor de los Pájaros Pintados, el Ministerio de Turismo de Uruguay ha articulado un proyecto de ecoturismo que engloba todo tipo de travesías náuticas por el Río Uruguay –que en guaraní significa Río de los Pájaros Pintados. Enamorarse de la flora y la fauna autóctonas, descubrir pueblos encantadores o visitar el Museo Anglo, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, forman parte de los múltiples recursos de esta región.
Atractivos por descubrir
Entre los principales atractivos naturales, históricos y culturales a los que se puede acceder gracias a la amplia oferta de turismo náutico fluvial destaca, por ejemplo, Villa Santo Domingo Soriano. Fundada en 1624, se trata del asentamiento europeo más antiguo del territorio uruguayo. Mantiene sus rasgos de arquitectura colonial y, aún hoy, en sus calles se percibe la indeleble huella de la Historia.
Soriano es uno de los epicentros del turismo náutico fluvial en Uruguay; además de encontrar ríos y arroyos ideales para la práctica de deportes náuticos, los visitantes pueden disfrutar de paseos en catamarán desde las ciudades de Mercedes o Dolores y visitar lugares de gran riqueza histórica y arqueológica, así como bellos paisajes naturales integrados por islas y bosques escasamente explorados. Los recorridos también ofrecen la oportunidad de avistar múltiples especies de flora y fauna autóctona.
Otro destino interesante para los navegantes es Nuevo Berlín. Ubicada a 45 kilómetros de Fray Bentos, se encuentra frente al Parque Nacional Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay, una zona de gran valor natural. En torno a esta pintoresca localidad se realizan diversos paseos náuticos. Uno de ellos es el denominado Sendero La Yeguada, que supone una hora de navegación en canoas por el arroyo.
Nuevo Berlín ofrece, además, uno de los mejores puntos de acceso a la exuberante naturaleza del Río Uruguay. Frente a sus costas se encuentran varias islas e islotes que constituyen un entorno ideal para el avistamiento de flora y fauna autóctona. En pequeñas embarcaciones es posible navegar a río abierto y también llegar a canales bastante estrechos donde el paisaje y los sonidos de la naturaleza envuelven al visitante en un estado de ensueño.
Quienes no cuenten con embarcación propia, podrán emprender los paseos en lanchas de pescadores de la zona con capacidad para entre dos y seis personas. Aprovechar su consejo para conseguir las mejores especies de la región, es sin dudas, una experiencia recomendable para los aficionados de la pesca deportiva. Los paseos suelen recorrer las islas de Polaco, Redonda, Filomena, Chileno, Roman, Burro, Naranjo y Santa Marta Chica, entre muchas otras maravillas naturales de la zona.
También destacable es la experiencia de navegar el Río Negro y conocer las Islas Barrietos y Sauzal. Ambas propuestas aúnan navegación y senderismo con caminos de un kilómetro de extensión y de una hora de duración -acompañados por guías de naturaleza-, pero ofrecen la posibilidad de avistar paisajes y animales muy diferentes.
En definitiva, Uruguay ofrece un conjunto de experiencias realmente fuera de serie que tienen al agua como hilo conductor, como vía que conecta naturaleza, cultura, gastronomía, historia, patrimonio… un paraíso excepcional para el turismo náutico fluvial.
Fuente: RV Edipress