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Tortilla de bacalao, chorizos a la sidra, bacalao con pimientos verdes, la imprescindible chuleta a la brasa, el queso con membrillo y nueces… ¡Ha vuelto el menú que muchos navarros, y muchos de sus visitantes, esperan con ansia durante todo el año! ¡Ha comenzado ya la temporada de sidrerías! ¡Txotx! Una costumbre que desde tiempos inmemoriales vuelve a reunir, año tras año, a las cuadrillas de amigos y familias en torno a la buena mesa de Navarra.
Este año, la sidrería encargada de inaugurar el primer ¡txotx! ha sido Lindduren Borda de Lesaka, uno de los templos más afamados de la sidra. Este local, junto con la taberna Larraldea de Lekaroz, Martitxonea de Aldatz, Behetxonea de Beruete y Toki–Alai de Lekunberri, es integrante de la Asociación de Sidreros de Navarra. Todas ellas son puntos imprescindibles a la hora de degustar una parte de la variada diversidad gastronómica navarra, directamente vinculada a la geografía foral. Todas las estas sidrerías presumen de contar con un proceso completo de producción de la sidra: desde el cultivo de la manzana, la producción de la sidra, el almacenamiento del néctar en las barricas/kupelas, el embotellado y la venta directa de la sidra en el propio establecimiento).
Ubicada en Bortziriak, antiguamente denominada Cinco Villas, Lesaka es una de los imprescindibles para el viajero que desea conocer la Navarra más verde. Conocida como la pequeña Venecia navarra, más de 20 puentes integran esta localidad del noroeste navarro. El encanto que rodea sus casas blasonadas recibe al visitante que apuesta por este pueblo que cuenta con su propio San Fermín, tan afamado como el de la capital entre los viajeros que recorren el norte del país.
En el Valle del Baztán la anfitriona es Lekaroz, localidad integrada por palacios y nobles caseríos de piedra rosácea. Una villa en pleno Pirineo Atlántico que supone el paso perfecto a algunas de las rutas senderistas más famosas de la zona: la de las brujas, la de los antiguos contrabandistas que une las cuevas de Zugarramurdi, Urdazubi/Urdax y Sara (Francia), y la del Camino de Santiago del Baztán.
Bajando a la cuenca de Pamplona, las localidades de Beruete (Basaburúa), Aldatz y Lekunberri reciben al viajero en un entorno perfecto para dar un paseo tras degustar el menú de sidrería, con sus verdes e infinitos prados rodeando los caseríos.
El txotx (palillo que cubre el agujero de la barrica de la que sale la sidra) se ha convertido en todo un reclamo para el viajero que apuesta por Navarra durante la primera mitad del año. No solo para los viajeros del norte de España, sino cada vez más, del resto de regiones del país, así como del turista europeo que busca en la Comunidad Foral un destino ligado a una alta gastronomía y conectado directamente a un paisaje que habla de arraigadas costumbres.
Cualquiera de las sidrerías de Navarra se convierte en el lugar perfecto para disfrutar del animado ambiente, ya sea en torno a la mesa o alrededor de la kupela, mientras cada comensal se sirve a su gusto la sidra desde la misma barrica. Momentos para el reencuentro, para vivir cada punto de la tierra navarra homenajeando a la sidra. Ya lo dice la vieja canción: Kupela, kupela, sagardoaren hotela… (La barrica es el hotel de la sidra…).
Fuente: Promotourist