Share This Article
Hoy, 8 de marzo, se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, una fecha clave para la reivindicación de los derechos de las mujeres en todo el mundo, para reflexionar sobre los avances conseguidos y para celebrar la determinación de aquellas que han jugado un papel fundamental en la historia de sus propias comunidades, incluyendo lugares tan particulares como Tomelloso.
La batalla por los derechos de las mujeres ha puesto sobre la mesa, entre otras cosas, las condiciones de paridad en torno al trabajo, la normalización en la sociedad de la mujer trabajadora y su desarrollo íntegro tanto en el ámbito profesional como en el personal. Una situación que en más de un siglo de lucha social ha ido avanzando, pero de la que aún quedan retos pendientes.
En este sentido, uno de esos logros casi invisibles pero no por ello menos relevantes que se han conseguido en los últimos decenios en España tiene su origen al noreste de la provincia de Ciudad Real, concretamente en la localidad de Tomelloso, el lugar en el que por primera vez las mujeres tuvieron el mismo derecho que los hombres a llevar pantalón largo durante la jornada de trabajo.
El motivo reside en la historia agrícola de esta ciudad, de unos 38.000 habitantes y que puede presumir de ser el principal productor mundial de alcohol de origen vínico. De hecho, el 50% de la superficie de viñedos de toda España está en esta zona. Así, tras cambiar el cereal por la producción de la vid, Tomelloso necesitaba espacios de almacenaje para no verse afectado por la plaga de la filoxera. Para ello, se puso en marcha la construcción de las famosas cuevas donde hombres y mujeres trabajaban codo con codo.
Allí, los trabajadores masculinos escarbaban en las profundidades de la tierra mientras las terreras se dedicaban a extraer el material, con un torno o ‘maquinillo, a través de las lumbreras, la parte que daba al exterior y que servía para dar luz y permitir la ventilación de la cueva. Este proceso impulsó y promovió que las mujeres vistieran pantalones largos durante las faenas, con el objetivo de estar más protegidas mientras ejercían su labor.
Esta tradición ha quedado grabada para la historia gracias a pintores como Antonio López Torres, que retrataba en sus cuadros costumbristas con un toque violeta a mujeres que custodiaban el campo y luciendo con orgullo pantalones por primera vez en la historia.
Con el objetivo de homenajear este hecho, en la plaza de Tomelloso –en el corazón de la localidad– se encuentra una representación que recuerda a estas mujeres, una pieza clave para el desarrollo de la ciudad manchega.
En cualquier caso, una visita a Tomelloso supone descubrir todo tipo de sorpresas, como la historia de las primeras mujeres en utilizar pantalón largo en su puesto de trabajo, acompañadas de una colección de experiencias, desde museos y monumentos hasta una singular gastronomía y todo el universo del enoturismo, capaz de sorprender a cualquiera.
Fuente: V3rtice Comunicación