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Existen numerosas maneras de visitar Vilnius, la capital lituana. Algunas de ellas son muy populares. Otras, no tan conocidas. Cualquiera de ellas, sin duda, inolvidable.
Sin embargo, quizá el lado más oculto de Vilnius ofrece un encanto peculiar. Sus secretos, todos sus matices… fundado en el siglo XIV, el centro histórico de la ciudad, además de estar declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, está considerado uno de los barrios medievales mejor conservados de Europa del Este.
Se piensa que la Calle Literatai recibió su nombre durante la segunda mitad del siglo XIX en honor al célebre poeta Adam Mickiewicz, quien vivió en ella. El autor vivía en una casa al principio de la calle; el edificio se puede reconocer por las tres placas, en lituano, ruso y polaco, que lo señalan. Además, en 2008 un grupo de artistas tuvo la idea de revivir la calle y decorarla con obras de arte referidas a la literatura. Se inauguró un muro en el que pintores y artistas de otras disciplinas crearon placas y otros pequeños objetos en metal, madera, cristal, etc. como homenaje a los escritores. Por otra parte, en el número 8 de esta calle también se encuentra un interesante Centro de Arte Moderno.
La Celda de Konrad fue inaugurada en el año 2009 y ella estuvo prisionero Adam Mickiewicz; el sitio recibe su nombre del héroe del poema del autor. Ahí se encuentran dos exposiciones: una instalación que recrea la celda de una cárcel y una exposición fotográfica sobre la vida del Mickiewicz en Vilnius y las sociedades de los Philarets y los Philomaths. La Celda de Konrad marca simbólicamente el lugar en el que estuvo preso Adam Mickiewicz, y que dio lugar a numerosos debates durante el periodo de entre guerras. Se sabe que el autor estuvo prisionero en el monasterio Basiliano, el cual fue utilizado como prisión entre en 1823 y 1824. Tras sobornar a los guardias, los amigos más cercanos del poeta, solían reunirse con él en su celda. El poeta describe estos hechos en el capítulo dos de su obra del 1832, Día de Difuntos.
Otra visita secreta es la Baldosa de los Milagros, una de las baldosas del pavimento en la Plaza de la Catedral (entre la Catedral y el Campanario). La baldosa está decorada con la palabra “stebuklas” (‘milagro’, en lituano.) y se le suelen pedir deseos; para que se hagan realidad sólo es necesario quedarse de pie en la baldosa, formular el deseo y dar una vuelta completa sobre sí mismo. Pero esa no es la única baldosa curiosa en la ciudad: la Baldosa de la Manzana en la plaza S. Moniuška, fue realizada por el artista Gitenis Umbrasas y representa a esta plaza como punto de encuentro. Se trata de uno de los lugares favoritos tanto para los residentes en Vilnius como para los visitantes, ya que en el lugar se celebran numerosos eventos culturales.
El Cementerio de Rasos es el más antiguo de la ciudad, fundado en 1796, aunque la capilla neogótica que se encuentra en el cementerio fue construida posteriormente. El cementerio, situado en la colina Ribiškės, cuenta con dos zonas separadas por la Calle Sukilėliai, la antigua (1796) y la nueva (1801). Otro cementerio que bien merece la pena una visita es el Cementerio de Bernardine, situado en Užupis y construido en 1810. En 1827, se construyó la capilla en cuyo sótano se encuentra una cripta con catacumbas. Y ya en el siglo XIX, este cementerio era uno de los lugares favoritos de los locales para dar un paseo.
El Jardín de Esculturas Jeruzalė surgió en Vilnius bajo la iniciativa del escultor Vladas Vidžiūnas y se ha conservado y mimado hasta el presente. Durante más de cuarenta años el jardín y la galería adyacente han expuesto una impresionante colección de arte contemporáneo lituano. El jardín acoge más de cincuenta obras realizadas en granito, hierro, acero inoxidable y otros materiales. Además, distintas obras de arte realizadas por escultores clásicos y artistas de nueva generación han sido expuestas con el museo como telón de fondo y en perfecta armonía con el paisaje. Arte, naturaleza, proceso creativo y espacio de exposición unidos en perfecta sintonía.
Por supuesto, estos son sólo algunos de los lugares más singulares de Vilnius. Con toda certeza, cualquiera puede descubrir muchos más a la hora de visitar esta gran ciudad.
Fuente: Aviareps