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Chile cuenta con una privilegiada unión de paisajes y climas tan opuestos que es capaz de mostrar un despliegue de maravillas naturales sin precedentes. Del mismo modo, el país ofrece un mosaico cultural realmente apasionante. Por supuesto, este destino también es sinónimo de innovación y desarrollo urbano. Y aquí es donde entra en juego su capital: un perfecto equilibrio entre tradición y modernidad. ¡Bienvenidos a Santiago de Chile!
Santiago de Chile es una urbe dinámica y cosmopolita, con gran variedad cultural. La capital de Chile se ha transformado en una de las ciudades “top” a nivel internacional y ha cimentado una imagen de tranquilidad y seguridad, escalando posiciones en las listas de ciudades con mayor calidad de vida con la misma agilidad con la que crece su skyline en la Nueva Costanera. Conocida como Sanhattan, ahí se encuentra el Costanera Center con el edificio y mirador más alto de Latinoamérica: Sky Costanera (300 metros de altura).
Santiago también está repleta de zonas verdes, como el Parque Metropolitano, el Parque Forestal, el Bicentenario, el Cerro Santa Lucía –declarado Monumento Nacional en 1983– y el Parque fluvial Renato Poblete, entre otros.
Por otra parte, es en el centro de Santiago de Chile donde se desarrolla la mayor parte de la vida cívica del país, con el Palacio de la Moneda, la Plaza de Armas y sus variados museos como principal foco de atracción. Y si lo que se quiere es degustar el tesoro gastronómico chileno, una visita obligada es el Mercado Central, emplazado en un hermoso edificio de estructura metálica de estilo neoclásico. Inaugurado en 1872, actualmente alberga varios restaurantes de comida típica y productos del mar. Además, en las cercanías se encuentra la Vega Central, otro mercado imperdible de Santiago, con puestos de frutas, verduras y otras particularidades, además de sectores para comer. En todo caso, la variedad y diversidad de la capital puede sentirse a través de sus barrios; a continuación sólo unos pocos ejemplos:
– El barrio de Lastarria, ubicado al costado oriente del Cerro Santa Lucía, que representa un oasis de cultura y una variada gastronomía. Ahí destaca el Parque Forestal, que limita con el río Mapocho, y su máxima expresión cultural: el Museo de Bellas Artes.
– El barrio Concha y Toro fue declarado Zona Típica en 1926; sus calles empedradas y sus antiguas mansiones reflejan la elegancia y riqueza de principios del siglo XX.
– El barrio San Diego es uno de los puntos comerciales más típicos de Santiago, y sus calles son una permanente invitación a vivir la diversidad, historia y vigencia de la ciudad. Su origen está marcado por la construcción de la desaparecida iglesia y colegio de San Diego en el siglo XVIII –perteneciente a la orden Franciscana– y el nacimiento de la avenida del mismo nombre, salida hacia el sur de la capital.
– El barrio bohemio de Bellavista, símbolo de la vida artística nocturna capitalina. De día pueden visitarse sus galerías de arte, locales de artesanía, tiendas boutique y cafes-librerias. También se pueden conocer sus alrededores, como el Cerro San Cristóbal, visible desde gran parte de la ciudad, y a cuya cumbre se puede subir caminando, en bicicleta o incluso en un antiguo ascensor (funicular), y disfrutar sus increíbles vistas a la ciudad. Ahí también podrás rodearte de los versos de Pablo Neruda en La Chascona, una de las casas museos relacionadas con el célebre autor chileno. Cuando cae la tarde, el ambiente del barrio se transforma, convirtiéndose en uno de los centros neurálgicos de la vida nocturna santiaguina.
La posición estratégica que tiene la capital chilena no puede ser mejor. En un mismo día se puede disfrutar del amanecer en la cordillera para, horas después, deleitarse con el atardecer frente al mar; de los Andes al Pacífico en un abrir y cerrar de ojos. Y es esta ubicación inmejorable la que hace que las experiencias disponibles en sus alrededores sean muchas y muy diversas:
Perderse en Valparaíso
A poco más de una hora de distancia de la capital, Valparaíso es conocida por las bellas casas de colores que cuelgan desde los cerros hasta el mar. Fue bautizada como “La Perla del Pacífico” por Neruda, y no es de extrañar que esta ciudad bohemia haya sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Cuenta con excelentes playas cercanas, como Reñaca, Viña del Mar o Algarrobo, además de las imperdibles casas museos de Pablo Neruda, ubicadas en Isla Negra y Valparaíso.
Esquiar en los Andes
Viajando cuesta arriba por el relieve andino, se pueden experimentar las mejores pistas de toda Sudamérica. Muy cercanos a Santiago de Chile se encuentran 4 de los centros de esquí más importantes del país, abiertos entre junio y octubre: Valle Nevado (a 60km de la ciudad), Farellones y El Colorado (a tan solo 40km de la capital), La Parva (a 50km) y Portillo (a 164km al noroeste de Santiago –uno de los más bellos y antiguos del país). Chile destaca por su excelente calidad para los deportes de invierno, tanto por el buen nivel de las pistas como por la diversidad y la calidad de la nieve.
Recorrer las viñas chilenas
Fue en Santiago de Chile donde nacieron los primeros vinos del país, y en los alrededores de la capital se encuentran unos 20 viñedos. La ruta del vino en la zona central incluye valles como Maipo, Casablanca y Colchagua, donde se ofrecen programas de visitas diarias, catas, degustaciones, excelentes restaurantes con gastronomía local, paseos entre las parras a caballo o en carroza y tour en bicicletas.
Aventura en Cajón del Maipo
A tan sólo 15km al sureste de Santiago se encuentra el Cajón del Maipo. Inserto entre cerros, ofrece varias alternativas de aventura, como rutas por la montaña a caballo, trekking y descensos en balsa. En este lugar es posible reencontrarse con la naturaleza, además de disfrutar de comida típica chilena.
En todo caso, Santiago de Chile y sus alrededores permiten disfrutar de diversas actividades y productos identitarios que logran cautivar al turista por su diversidad. Bellezas naturales, turismo de aventura, enoturismo, artesanía, arte, cultural, además de la mejor gastronomía típica, hacen que la Región Metropolitana se convierta en un tesoro, muy bien guardado, que cualquier viajero que se precie debe descubrir.
Fuente: Interface Tourism Spain