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Rubens, Sweerts, Brower, Lievens… Los rostros de ‘Turning Heads’, la nueva exposición temporal del KMSKA de Amberes.
El ser humano está “programado” para leer el rostro, la cara, los gestos y expresiones faciales de sus congéneres. Nos fascinan las caras, desde las más angelicales hasta las más grotescas. Tanto es así que vemos caras en todas partes, en la tapa de una alcantarilla, en formaciones rocosas, en las nubes, en conjuntos más o menos aleatorios de líneas o círculos… un fenómeno psicológico, un sesgo preceptivo que se conoce como pareidolia.
Y es precisamente el rostro humano el que protagoniza Turning Heads, la nueva exposición del Museo de Bellas Artes de Amberes (KMSKA), la primera gran temporal desde que este extraordinario museo reabriese sus puertas, en septiembre de 2022 –tras 11 años de trabajo–, totalmente renovado.
Turning Heads: la fascinación de los viejos maestros por el rostro
Del 20 de octubre de 2023 al 21 de enero de 2024, el KMSKA de Amberes retoma sus atractivas propuestas temporales con esta exposición que reúne 76 obras maestras, provenientes de 43 instituciones de todo el mundo y firmadas por artistas belgas e internacionales de la talla de Rubens, Bruegel, Rembrandt y Vermeer, entre tantos otros. Pintores que experimentaron en sus lienzos con todo tipo de expresiones, juegos de luces y accesorios; que exploraron el rico y diverso lenguaje del rostro humano en una época muy anterior a los emojis.
Así, al recorrer las salas de la exposición, el visitante se puede encontrar, cara a cara –¡nunca mejor dicho!–, con las grotescas figuras pintadas por Quinten Massijs; con las caras campesinas de Pieter Bruegel; con los detallados estudios realizados por Rubens; con los expresivas efigies plasmadas por Adriaen Brouwer y Rembrandt… Un fascinante conjunto de obras de arte que narra, de forma divertida y amena –alternando obras clásicas con modernos recursos museográficos–, cómo los artistas de los Países Bajos abordaron la representación del rostro humano entre el siglo XVI y el XVII; desde bocetos y estudios preliminares hasta los expresivos tronies, tan característicosde la pintura barroca flamenca y el Siglo de Oro neerlandés.
Gente común, caras poco comunes
Sin embargo, Turning Heads no es una exposición de retratos, en absoluto. Para sus experimentos creativos, fue costumbre habitual de los viejos maestros de Flandes y los Países Bajos utilizar libremente a modelos anónimos: gente común, aunque de rostros poco comunes. Al contrario que el retrato (como género), en donde el protagonista debía ser nombrado, reconocido…, las obras ahora expuestas en Amberes capturan los gestos de modelos “sin derechos de imagen”, caras que cuentan su propia historia.
“Turning Heads no se trata de retratos. En realidad, se trata de cualquier otra cosa que no sean retratos. Los artistas utilizan personas que no necesitamos reconocer. Son esas cabezas las que mostramos. Personajes comunes y corrientes, cuyo rostro cuenta su propia historia. A menudo son obras pequeñas, pero increíblemente ejecutadas. Es difícil acercarse más a la esencia de un artista”.
Dr. Nico Van Hout, jefe de investigación de colecciones
En todo caso, a través de sus cinco áreas temáticas, la nueva exposición temporal del KMSKA de Amberes aborda la manera en que esa fascinación por la cara, por el rostro humano, se convirtió en un género pictórico propiamente dicho.
Además, Turning Heads invita también a sus visitantes a ponerse manos a la obra. Realizar un boceto sobre el rostro, dibujar su propio tronie y experimentar con sombreros, expresiones y luces son solo algunos de los nuevos recursos lúdicos e interactivos que se intercalan con las propias obras de arte en exposición y permiten experimentar, paso a paso, lo que significa estudiar y captar rostros, como en su día hicieron estos grandes artista.
El rostro como protagonista
Desde finales del siglo XV y principios del XVI, la fascinación por las expresiones faciales es evidente en la pintura. Incluso conduce a la realización de obras en las que sólo aparecen rostros. De hecho, la exposición presenta dos muy especiales: Cristo cargando la cruz (ca. 1510–1516), de El Bosco, proveniente del Museo de Bellas Artes de Gante, y Jesús entre los doctores(1506), de Alberto Durero, que de manera excepcional ha salido de las salas del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid para exhibirse en Amberes.
Ya en el siglo XVII, maestros como Peter Paul Rubens, Rembrandt y Johannes Vermeer liberaron por primera vez al rostro humano del contexto de escenas bíblicas y mitológicas, así como de esas convenciones propias del retrato (en el que se conoce y destaca a quien figura). Un proceso que dio como resultado la creación de pequeñas obras, de carácter más íntimo, pero todas ellas notables, que tenían a la cara, la cabeza, el busto…, de hombres y mujeres más bien anónimos, como exclusivo protagonista.
Así, por ejemplo, Rubens creció observando las cabezas pintadas por artistas de la talla de El Bosco y Durero, entre otros. En Italia, el gran maestro flamenco también conoció el ámbito de los estudios de cabezas: dibujos, bocetos y pinturas de las cabezas de modelos anónimos, realizados desde diferentes perspectivas y siempre con una expresión facial neutra. Posteriormente, y dependiendo del papel asignado en la pintura definitiva, a estos estudios preliminares se les asigna una emoción o expresión específica, encajando en el conjunto final como un singular puzle pictórico. En todo caso, Turning Heads reúne los mejores ejemplos de estos trabajos preliminares o de estudio, con obras tan realistas que en algunos casos parecen auténticas fotografías.
Un género por derecho propio
Hacia la segunda mitad del siglo XVII, Frans Hals, Rembrandt y Vermeer, entre otros, llevan el arte de representar estas “cabezas” o “rostros” anónimas a un auténtico clímax. Los artistas se vuelven creativos, más expresivos, y comienzan a utilizar el rostro como una forma de mostrar sus habilidades libremente. Añaden tocados y túnicas exóticas, y también experimentan generosamente con las expresiones faciales y la luz.
Niño riendo de Frans Hals ilustra muy bien cómo aquellos artistas exploraron las emociones básicas. Expresiones que se presentan de forma matizada o mediante ademanes extremos, como en La poción amarga de Adriaen Brouwer y El fumador de Joos Van Craesbeeck.
Y todo ello acentuado por un dominio absoluto de la luz y la sombra, como el que ejemplifica La joven del sombrero rojo de Vermeer, una obra tan pequeña como fascinante en la que la luz baila sobre un sombrero con plumas exóticas; en la que se observa una expresión tan misteriosa como tentadora. Una síntesis definitiva del género de los tronies que subraya el apasionante viaje artístico que propone la exposición y, como no podría ser de otra manera, pone el punto final al recorrido expositivo de Turning Heads.
En todo caso, esta extraordinaria exposición, organizada por el KMSKA y la National Gallery of Ireland, con la colaboración de Visit Flanders, ofrece una mirada innovadora y, sobre todo, muy atractiva a un tema que resulta, casi paradójicamente, tan común y tan significativo como el rostro humano. Nunca antes se había abordado este singular género artístico de forma tan completa.
KMSKA, la verdadera joya de Amberes
Memling, van Eyk, Fouquet, Floris, Jordaens, van Dyck, Rubens, Ensor, Magritte, Modigliani, Wouters… Siete siglos de arte, desde grandes obras maestras de los primitivos flamencos y el barroco de Amberes hasta una extensa colección de arte moderno, el Museo Real de Bellas Artes de Amberes (KMSKA) no solo es el museo de arte más grande de Flandes, también es un lugar que ha redefinido la manera de descubrir y disfrutar de lo mejor del arte.
Y es que el museo ofrece dos mundos en uno, con maestros antiguos en sus galerías históricas y maestros modernos en el nuevo volumen surgido tras su amplia y ambiciosa reforma. Además, la joya de la corona es su colección de obras de James Ensor –la más grande del mundo–, un artista que representa, precisamente, el nexo de unión entre esos dos mundos, entre ayer y hoy.
En cualquier caso, en el KMSKA hay algo para todos los gustos: digital o analógico, para jóvenes y para mayores, para sentir o para hacer… Un museo del siglo XXI que invita a viajar a la fascinante ciudad de Amberes tantas veces como sea posible, para seguir recorriendo sus salas, descubriendo sus maravillosas obras de arte y disfrutando de sus múltiples propuestas culturales, creativas innovadoras, de ocio, educativas, lúdicas…
Fuente: Expocultur / KMSKA / VisitFlanders