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Desde el pasado 7 de julio, el paisaje cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria está reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Cuarta declaratoria de Patrimonio Mundial para las Islas Canarias –tras la del Parque Nacional de Garajonay (1986), la del casco histórico de San Cristóbal de La Laguna (1999) y del Parque Nacional del Teide (2007); a las que hay que sumar la declaratoria del silbo gomero como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad–, la de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria es, sin embargo, la primera dentro de la categoría de paisaje cultural, un término que subraya la riqueza tanto natural como cultural del sitio, así como la armónica integración de ambos valores, el natural y el humano, para dar lugar a un auténtico tesoro de toda la Humanidad.
En cuanto a sus naturaleza, Risco Caído comprende una vasta zona montañosa del centro de la isla de Gran Canaria; un sitio que se caracteriza por una topografía de acantilados, barrancos y formaciones volcánicas presentes en un paisaje de rica biodiversidad. En concreto, la zona arqueológica se asienta sobre dos unidades geomorfológicas, una al este, integrada por un saliente rocoso conocido como La Meseta, y otra al oeste, conocido como Lomo de la Punta, separadas entre sí por el cauce del Barranquillo de los Linderos.
Junto a su riqueza natural, el territorio de Risco Caído también abarca un considerable número de vestigios de viviendas, cisternas y graneros troglodíticos, cuya antigüedad pone de manifiesto la presencia de una cultura insular autóctona que evolucionó de modo autárquico desde la llegada de los bereberes norteafricanos, a principios de nuestra era, hasta la conquista del archipiélago de las Canarias por los españoles en el siglo XV.
Estos singulares vestigios troglodíticos comprenden más de una veintena de cuevas, algunas de uso habitacional y otras dedicadas a prácticas rituales, así como los templos o “almogarenes” del Risco Caído y el Roque Bentayga, lugares donde se celebraban ceremonias relacionadas con las estaciones del año; es posible que estos dos “almogarenes” guarden relación con un eventual culto rendido a los astros y la “Tierra Madre”.
A partir de referencias orales, ha sido posible determinar que este conjunto rupestre fue reutilizado hasta, probablemente, mediados del siglo XX, con la función esencial de área de almacenaje para aperos, pajeros y rediles de ganado; su no reutilización como área habitacional, sin duda, ha redundado positivamente en el alto grado de integridad estructural que presenta el conjunto, así como en la excelente preservación de sus manifestaciones rupestres.
Manifestaciones rupestres que consisten, fundamentalmente, en numerosos triángulos invertidos vaciados en bajorrelieve y cúpulas circulares en las paredes, así como en cazoletas excavadas en el suelo; expresiones relacionadas con creencias mágico-religiosas vinculadas a cultos de fecundidad-fertilidad en las sociedades agropastoriles. Igualmente, en la cueva número 6 (C6) de Risco Caído –un recinto excavado de planta circular– se produce, entre el equinoccio de primavera y el solsticio de verano, un fenómeno lumínico consistente en la entrada de un haz de luz del sol naciente a través de una oquedad que va recorriendo un amplio panel de grabados rupestres, fenómeno que puede ser interpretado, desde los paradigmas de la arqueoastronomía, como un marcador astronómico equinoccial.
Sitio turístico, sitio protegido
Tras la declaratoria del pasado 7 de julio, el Cabildo de Gran Canaria, institución impulsora de la candidatura y responsable, ahora, de la salvaguarda de Risco Caído, seguirá adelante con los planes ya trazados para hacer de este nuevo Patrimonio Mundial uno de los atractivos turísticos más importantes de la isla, pero, sobre todo, un lugar plenamente protegido, que pueda ser disfrutado por todos sin comprometer su futuro.
En este sentido, la constitución de la Fundación Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria es una de las prioridades, junto a la apertura del Centro de Gestión e Investigación, que tendrá su sede en Tejeda, así como la actualización del Plan Integral como hoja de ruta a seguir.
Risco Caído ha concitado un enorme interés, y uno de los objetivos de las instituciones insulares es dar a conocer el resto del potencial y los yacimientos arqueológicos del ámbito, algunos de enorme valor, incluidos espectaculares santuarios y otros muchos incluso por descubrir, y es que tras la declaratoria también empieza la importante etapa de inventariado, diagnóstico, nuevas excavaciones e investigación, además de la de conservación.
También habrá un estudio de la capacidad de carga, un plan estratégico de turismo, uno ante riesgos de incendios forestales y contra los efectos del cambio climático, la planificación del adecuado suministro de agua para mantener vivo este paisaje cultural, entre otros, y la protección jurídica de todos los bienes del ámbito a través de figuras como la Carta Etnográfica y la Arqueológica. Además, a todo ello se sumarán un programa de educación y capacitación, participación, desarrollo local sostenible, e incluso el uso de la marca, algo a lo que se debe ajustar cualquier institución, asociación, empresa o particular porque es un mandato de la UNESCO.
Histórico, cultural, arqueológico, etnográfico, natural, geológico, turístico…, el valor de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria, en muy distintos ámbitos, es simplemente incalculable. Lo que sí está más que claro es que se trata de una auténtica joya en el corazón de Gran Canaria, un paisaje natural y cultural que hoy forma parte ya de ese gran catálogo de tesoros que son patrimonio de todos nosotros, de toda la Humanidad.
Fuente: Patronato de Turismo de Gran Canaria
Nota: Descubre todos los detalles sobre Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria en el reportaje especial que publicaremos en nuestra próxima edición impresa. ¡Muy pronto!