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Concebida por el propio artista como un proyecto site-specific, la exposición ‘Habitus-habitare’ ha abierto sus puertas al público en el Palacio Quintanar de Segovia.
La muestra, compuesta por 57 piezas y comisariada por Pedro Medina –autor, crítico de arte, docente, editor…– es la primera retrospectiva realizada en España del escultor italiano Teodosio Magnoni, fallecido recientemente, y podrá visitarse hasta el 27 de marzo de 2022.
‘Habitus-habitare’, que cuenta con el apoyo del Istituto Italiano di Cultura, reivindica el singular lenguaje del artista –considerado como una de las figuras esenciales en el panorama internacional de escultura, con más de 50 exposiciones individuales realizadas en prestigiosos museos y galerías del circuito internacional– como una oportunidad única para dialogar con el palacio segoviano del siglo XVI. En todo caso, las 57 piezas que componen la muestra “habitan” la fisonomía renacentista del Palacio Quintanar con el rigor y la esencialidad de unas obras que enseñan a trabajar con el espacio desde el interior de estas, de tal modo que propicia una reflexión sorprendente sobre lo que significa habitar un lugar.
‘Habitus-habitare’ acompaña al visitante a través de un viaje apasionante por el universo creativo de Teodosio Magnoni gracias a una serie de ambientes, distribuidos en la planta baja del Palacio Quintanar, incluidos el patio y el jardín; ambientes que permiten contemplar la evolución de obra y artista, comprendida en el concepto de “habitar” desarrollado por el propio Magnoni.
Habitar el espacio: contenidos de la muestra
La exposición recibe al visitante con una pieza clave, M-Mistero (1962), en la que se plasma perfectamente la transición de la pintura a obras con volumen, construyendo una sutil y misteriosa profundidad en lo que parece inicialmente la superficie del cuadro. Desde ahí dará comienzo una honda reflexión sobre la escultura y su relación con el espacio, o más bien a “trabajar” con el espacio.
La obra de Magnoni se apoya teóricamente en la reflexión de Heidegger sobre la escultura como “lugar”, que el artista asume para ir proponiendo diversas maneras de entender la “espacialidad del cuerpo”. Estas premisas le conducirán en las siguientes décadas a ensayar distintas maneras de intervenir el espacio público y a numerosas variantes escultóricas que crecen alrededor del “vacío”, concebido este último como un componente fundamental de la forma.
Asimismo, la exposición da buena prueba de esta vía experimental a través de varias piezas donde su búsqueda de esencialidad y purismo geométrico construyen una amplia gama de escenarios, desde la tensión con lo bidimensional y sugestivas instalaciones a las grandes esculturas monumentales realizadas desde 1992, que tienen como obra más significativa la ‘Torre dei colori che cambiano’ (2002), en el Aeropuerto de Fiumicino (Roma). En todas ellas se pueden apreciar magistrales contrastes: cromáticos, entre claro y oscuro, vacío y lleno, dinamismo y estatismo, que logran atrevidos equilibrios entre formas y reflexión de la luz.
Destaca también el diseño expositivo que privilegia la percepción inmediata de las obras, sin mediación alguna. En todo caso, la muestra del Palacio Quintanar dedica las dos salas finales a profundizar en el proceso creativo de Teodosio Magnoni por medio de la proyección de un vídeo y, especialmente, gracias a la elocuente serie de maquetas y dibujos preparatorios de sus esculturas.
TEODOSIO MAGNONI
(Offanengo, Lombardía. 1934 – Viterbo, Lacio. 2021)
Tras sus estudios de pintura en la Accademia di Belle Arti di Carrara, en Bérgamo, y sobre las técnicas del mosaico en la Scuola de Ravenna, Magnoni inició un largo viaje fuera de Italia, cuyo punto de partida fue Málaga, lugar al que llegó siguiendo las huellas de Picasso. El periplo continuó por otros países, como Suiza, Holanda y, sobre todo, Suecia, donde conoció a su mujer Kerstin, con la que se estableció en Roma en 1959.
En estos viajes resulta crucial su visita a la exposición de arte cinético Rörelse i konsten (El movimiento en el arte), realizada en 1961 en el Moderna Museet de Estocolmo. Magnoni, quien hasta ese momento era un pintor de vocación, queda impactado por los ambientes generados en la muestra y por cómo el movimiento crea una relación con el espacio circundante. En aquel momento definitorio comenzarían también las primeras investigaciones del artista sobre la transformación del espacio en lugar y de la escultura como lugar en sí mismo. El Magnoni escultor había llegado para quedarse.
Su primera exposición individual tiene lugar en 1965 en la histórica galería La Salita de Roma. Desde entonces realiza más de 50 exposiciones individuales. Cabe destacar su presencia en las Bienales de Venecia de 1976 (con sala personal) y de 1978, la exposición en el Karl Ernst Osthaus Museum de Hagen (Alemania, 1978), las muestras antológicas en el Palazzo dei Consoli di Gubbio (1987), en el Palazzo del Comune di Venzone (Udine, 1992), en Rocca di Umbertide (Perugia, 1996), en la Galleria Comunale d’Arte di Cesena (2001) y en Brufa di Torgiano (Perugia, 2007).
Asimismo, ha participado en numerosas exposiciones históricas, desde Roma y Turín hasta Nueva York y Tokio, y cuenta con esculturas de dimensiones monumentales en Velletri (Roma, 1992), en el Edificio de la FAO (Roma, 1993), en el Museo de Arte Contemporáneo de Maglione (Turín, 1999), en el Aeropuerto Leonardo da Vinci (Fiumicino, Roma, 2002), en la Galleria Giovanni XXIII (Roma, 2004), en Brufa di Torgiano (Perugia, 2007), en el Museo Albornoz (Spoleto, 2007) y en Capranica (Viterbo, 2019). Ha sido académico de San Luca de 2009 a 2021.
En cualquier caso, esta singular retrospectiva sobre un artista contemporáneo fundamental, que se suma al resto de propuestas presentes actualmente en este centro cultural multidisciplinar de la Junta de Castilla y León, desde talleres hasta todo tipo de exposiciones, vuelve a subrayar el papel protagónico del propio Palacio Quintanar dentro de la rica agenda artística y cultural de Segovia, en particular, y de Castilla y León en general.
Fuente: By Studio Mónica Iglesias