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Desde mañana, 4 de abril, y hasta el próximo 11 de junio, el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid presenta –tras su paso por diversas sedes internacionales– Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión. Materiales de archivo (1961-2016), la primera gran retrospectiva dedicada al arquitecto español nacido en Tudela, Navarra, en 1937.
Comisariada por Francisco González de Canales y coproducida por la Fundación Barrié, el Estudio Rafael Moneo y el propio Museo Thyssen, la exposición reúne una selección de 121 dibujos, 19 maquetas y 152 fotografías de un total de 52 proyectos emblemáticos del arquitecto. Las tendencias organicistas y estructuralistas (1950-1960), los discursos italianos sobre la ciudad (1960-1970), la ansiedad teórica de los arquitectos de la costa este americana (1970-1980), la creación del star system global en los años 1990… Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión muestra en seis secciones biográficas que recorren toda la carrera de Moneo cómo este arquitecto resiste, refleja y absorbe los diversos intereses de su época para conformar una reflexión cultural propia. Pero esta narración no solo extiende ante el espectador la obra de un arquitecto en particular, sino que refleja también una parte importante de la historia de la arquitectura reciente.
LOS AÑOS FORMATIVOS: La Escuela de Madrid (hasta 1968) La Ópera de Madrid (1964), la Fábrica de Transformadores Diestre (1964-1967), la Casa Gómez-Acebo (1966-1968), las Escuelas en Tudela (1966-1971), la Plaza del Obradoiro (1962)… Rafael Moneo comenzó su carrera desarrollando el organicismo propio de la llamada Escuela de Madrid: una arquitectura funcionalista que busca nuevas formas expresivas.
UNA EXPRESIÓN PROPIA: Primera madurez (hasta 1976) En su proyecto para la Cátedra de Elementos de Composición de la Escuela de Arquitectura de Barcelona (1970), Moneo sitúa la Historia como el centro de su aproximación a la arquitectura, considerándola un cuerpo de conocimientos que provee a los arquitectos de un conjunto de soluciones ya ensayadas por otros. Bankinter (1972-1976) o el Ayuntamiento de Logroño (1973-1981) son obras clave de este periodo.
LA ESCENA INTERNACIONAL: Entre Madrid y Nueva York (hasta 1984) En 1976, Moneo acepta una invitación para impartir clases en Estados Unidos y en aquel tiempo los debates arquitectónicos en la costa este americana permitieron a Moneo abrirse a una discusión más amplia e inhibirse de algunos de los prejuicios de la comunidad más cerrada de la que procedía. De esta época es su ampliación del Banco de España en Madrid (1978-1980) o el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (1980-1986).
LA EXPERIENCIA AMERICANA: Harvard (hasta 1990) En 1985, Moneo es nombrado director del Departamento de Arquitectura de Harvard, una experiencia que supuso un nuevo modo de ver la ciudad y su escala. Atocha (1984-1992), L’illa Diagonal en Barcelona (1987-1994), el Kursaal de San Sebastián (1990-1999), la Fundación Joan y Pilar Miró en Palma de Mallorca (1987-1992) y l’Auditori de Barcelona (1987-1999) ilustran sus preocupaciones de la época.
UNA PRÁCTICA PROFESIONAL GLOBAL: Regreso a Madrid y reconocimiento internacional (hasta 1999) En 1990 Moneo da por concluido su periodo en Harvard y su reconocimiento internacional alcanza cotas como la concesión del premio Pritzker (1996). Proyectos como el Museo de Arte Moderno y Arquitectura de Estocolmo (1991-1998), el Museo de Bellas Artes Audrey Jones Beck (1992-2000), la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles (1996-2002) o la Ampliación del Museo del Prado (1998-2007) están profundamente imbuidos por un espíritu que cuanto más se integra a la escena global más deriva hacia la importancia del lugar.
LA OFICINA EN EL CAMBIO DE SIGLO: El presente de una práctica profesional reflexiva (hasta hoy) El siglo XXI suma reconocimientos a la carrera de Rafael Moneo, como la Medalla de Oro de la RIBA (2003) o el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (2012). En este periodo construye para la Universidad de Harvard (2000-2007) y la Universidad de Columbia (2005-2010), mostrando cómo las contradicciones de un encargo y la realidad de su construcción no son un lastre sino, posiblemente, las principales oportunidades para el desarrollo de su arquitectura.
DE PALACIO VILLAHERMOSA A MUSEO THYSSEN-BORNEMISZA. HISTORIA DE UN EDIFICIO
Coincidiendo con el 25 aniversario del Museo, la exposición cuenta también con una pequeña muestra, comisariada por el arquitecto José Manuel Barbeito, que recoge la historia del Palacio Villahermosa, sede del Thyssen-Bornemisza. Situada en el balcón mirador de la primera planta, la muestra viaja a través de grabados, dibujos, planos y fotografías desde mediados del siglo XVIII, cuando el conde de Galve adquirió el caserón situado en la esquina de la Carrera de San Jerónimo y el Paseo del Prado, hasta 1992, cuando Rafael Moneo lo transformó en museo para albergar la colección Thyssen-Bornemisza, pasando por diversas ampliaciones y transformaciones.
En todo caso, el Museo Thyssen-Bornemisza vuelve a ofrecer una mirada excepcional al arte de nuestro tiempo, haciendo de Madrid una de las capitales culturales más dinámicas de Europa y, por lo tanto, del mundo.
Fuente: Prensa Museo Thyssen-Bornemisza