Share This Article
La provincia de Málaga y la a Costa del Sol no sólo forman un destino ideal para quienes quieren pasar unos días en la playa, también es el lugar perfecto para disfrutar de la naturaleza y la cultura. La oferta del interior malacitano es variada y de calidad; desde invaluables parajes naturales hasta las más atractivas propuestas culturales .
La primera vez que un viajero se acerca a la provincia de Málaga desde el aire es probable que quede impresionado: antes de vislumbrar sus maravillosas playas, la naturaleza que rodea a la provincia aparece esplendorosa y abundante. Salvo en la comarca antequerana, la orografía malagueña es caprichosa y escarpada; el paisaje se compone de altas cadenas montañosas que trazan gargantas por las que discurren ríos y arroyos, de originales formaciones rocosas y de humedales de gran valor biológico. Una vez en tierra, hay que saber que Málaga cuenta con un total de 23 espacios naturales protegidos. Ello da una idea de la riqueza paisajística de la provincia y de la gran oferta de turismo rural que se ha desarrollado.
Dentro de estos espacios encontramos, en primer lugar, los parques naturales (existen 5 en la provincia de gran valor medioambiental: Sierra de las Nieves, Montes de Málaga, Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, Los Alcornocales y Sierra de Grazalema). Málaga también cuenta con varias reservas naturales (algunas conocidas internacionalmente, como la Laguna de Fuente de Piedra); parajes naturales (en la costa destacan los Acantilados de Maro y, en el interior, los Reales de Sierra Bermeja); o parques periurbanos y monumentos naturales. La variedad de escenarios permite escoger entre muy diferentes paisajes y ubicaciones.
Se puede recorrer la provincia de una parte a otra. Cuando se piensa en el extremo occidental de la provincia malagueña, siempre aparecen las imágenes de las soleadas playas de Manilva o Estepona. Pero Málaga ofrece mucho más: desde esas playas pueden divisarse pequeños pueblos blancos, salpicando una sierra frondosa y escarpada, que, año tras año, ganan visitantes y enamoran a los foráneos. Y es que la provincia ofrece lugares recomendables para los amantes del senderismo y la naturaleza que están a pocos kilómetros de sus conocidas playas. El visitante puede comenzar su recorrido en Casares, pueblo blanco donde los haya. Cerca de él, en la confluencia de la Sierra de las Nieves, el parque de los Alcornocales y la Sierra de Grazalema, se sitúan localidades como Cortes de la Frontera, Gaucín, Benadalid y Ronda.
La belleza arquitectónica de la zona es enorme y unifica a los municipios malagueños y gaditanos en la Ruta de los Pueblos Blancos. El oeste malagueño, tanto costero como interior, es muy visitado por los amantes del turismo activo. En Cortes de la Frontera podemos contemplar dos parajes tan excepcionales como el Cañón de las Buitreras y el Peñón de Berrueco. Este entorno, además de contar con una fauna y una flora únicas en la provincia, ha visto cómo muchos vecinos arreglaban las casas tradicionales para alquilarlas como alojamientos rurales.
En Benaoján los amantes de la espeleología no pueden dejar de visitar las cuevas de la Pileta y del Gato, que conservan huellas del hombre del paleolítico. Avanzando poco a poco hacia el este, Ronda es una de las ciudades más importantes de Málaga y una visita ineludible para los amantes del turismo rural. Su peculiar situación hace que podamos admirar su profundo e identificativo Tajo, que divide en dos a la ciudad. Por un lado podemos distinguir la Ronda antigua, desde la parte sur del Tajo, la más íntima, donde las calles adoquinadas y las casas encaladas de balcones enrejados acogen un sinfín de monumentos, plazas e iglesias. Al otro está la ciudad nueva, centro de actividades comerciales de aspecto moderno.
Si continuamos nuestra ruta hacia el este, a pocos kilómetros de estos pueblos, llegaremos a la Sierra de las Nieves (a lugares como Alozaina, Casarabonela, El Burgo, Guaro, Istán, Monda, Ojén, Tolox y Yunquera) y a la comarca de Guadalteba. La naturaleza de la zona, copada de quejigos, pinsapos y alcornocales, se entremezcla con pueblos ecológicos y con numerosos restos arqueológicos neolíticos y romanos.
Un poco más allá, Antequera es una ciudad monumental rodeada de bellos enclaves naturales: el famoso Torcal es una impresionante formación kárstica de rocas erosionadas por el viento que adquieren formas imprevisibles y que, a pesar de su dureza, parecen extremadamente frágiles.
Cerca de Antequera se encuentran otros paisajes recomendables para quienes practican el turismo rural. Es el caso de Archidona, pueblo situado en un entorno paisajístico de gran valor y monumentos tan bellos como la plaza Ochavada, situada en un callejero típico de la cultura árabe. Por otra parte, Árchez, Salares o Sedella albergan casas rurales acordes con la arquitectura más tradicional que garantizan tranquilidad a los visitantes. En esta comarca, los municipios de Moclinejo, Almáchar, El Borge, Cútar, Comares y Totalán integran la Ruta de la Pasa.
Y en los límites de la Sierra de Almijara, en la comarca de la Axarquía –zona más oriental de la provincia de Málaga–, se halla Frigiliana. Esta villa malagueña mantiene un casco antiguo de calles empedradas, limpias y blancas. Ofrece una de las mejores mieles de caña de la provincia y un cuidado legado cultural, narrado en los paneles de cerámica que salpican su callejero. La iglesia de San Antón es su templo principal aunque lo mejor es perderse por sus calles, sinuosas y empinadas, y disfrutar de su belleza arquitectónica y de sus vistas; y lo mismo sucede en Cómpeta, que guarda uno de los caseríos moriscos mejor conservados de la zona y también es famosa por su vino.
La Costa del Sol también es cultura. La Costa del Sol rompe con los tópicos atribuidos habitualmente a los destinos turísticos cuyo máximo atractivo radica en las bondades del clima. Y es que la provincia malagueña, además de buen tiempo, puede jactarse de una propuesta cultural de primer orden.
El pasado. Los primeros asentamientos humanos en Málaga datan de hace más de 20.000 años. De los primeros vestigios nos dan cuenta las pinturas rupestres de la Cueva de la Pileta (Benaoján), de Nerja y de la Trinidad (Ardales), así como el singular conjunto monumental megalítico de los dólmenes de Menga, Viera y el Romeral (Antequera, entre los años 2000 a.C. y 1800 a.C). Del mismo modo, en Algarrobo se ubica uno de los yacimientos fenicios más importantes del Mediterráneo occidental: la Necrópolis de Trayamar (siglo VII a. C.), un conjunto de tumbas paleopúnicas cuyos distintos sepulcros se disponen en cámaras subterráneas levantadas con sillares de destacado trazado.
El poso musulmán. La llegada del mundo musulmán a la provincia de Málaga supuso un punto de inflexión en la construcción de su patrimonio. En Ronda se hace necesario destacar la puerta de Almocábar y los Baños, y en la capital malagueña, la puerta de las Atarazanas, que hoy permite el acceso al Mercado Central. En Fuengirola se erige el castillo Sohail sobre el río, una alcazaba árabe de las primeras conquistas. La Ruta Mudéjar recorre los pueblos del interior como Árchez, Macharaviaya, Salares o Sayalonga, con vestigios religiosos, minaretes y trazados urbanísticos de influencia árabe.
En la capital. Málaga ofrece numerosas rutas turísticas para conocer el pasado cultural y descubrir la ciudad fenicia, romana y árabe. En la capital podrás visitar el Teatro Romano, la Alcazaba árabe y el Castillo de Gibralfaro. La Catedral, más conocida como La Manquita, ya que sólo cuenta con una de sus torres, posee una hermosa cubierta abovedada. También merece una visita el Ayuntamiento, conocido como La Casona.
Picasso. Málaga fue la cuna del universal Pablo Picasso. La casa que lo vio nacer es hoy sede de la Fundación Picasso, en la plaza de la Merced, y el Museo Picasso Málaga, instalado en el Palacio Buenavista, un edificio renacentista del siglo XVI, cuenta con 155 obras del artista donadas por la familia. También cuenta con obras de enorme valor el Museo Carmen Thyssen Málaga, mientras que el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) difunde las nuevas vanguardias del último tercio del siglo XX hasta la actualidad.
Festivales. Málaga y su provincia se llenan de festivales a lo largo del año. El Festival de Cine Español, en el mes de abril, es el de mayor renombre y proyección internacional. En cuanto a música, la Bienal Málaga en Flamenco, organizada por la Diputación, reivindica este arte como seña de identidad andaluza. También destaca el Festival Internacional de Jazz de Málaga. En la provincia sobresale el Festival de la Cueva de Nerja, con música y danza en este entorno natural. En cuanto al flamenco, resaltan el Festival Torre del Cante (Alhaurin de la Torre) y el Festival de Casabermeja.
En todo caso, la provincia de Málaga y su Costa del Sol suponen un destino ideal para disfrutar de la naturaleza y la cultura en todo su esplendor.
Fuente: Interface Tourism Spain