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Este sábado, 11 de noviembre, vuelve a la Catedral de Mallorca la magia y el color del “Espectáculo del Ocho”, un singular fenómeno lumínico que se produce solamente dos veces al año: el día 2 del mes 2, festividad de la Virgen de la Candelaria, y el día 11 del mes 11, día de San Martín.
Un espectáculo único que cada vez atrae a un mayor número de visitantes que, curiosos, acuden para presenciar este singular juego de luces. La luz del sol naciente atraviesa el rosetón mayor y se proyecta en la pared opuesta, justo debajo del otro rosetón, el de la fachada principal, de forma que durante un corto período de tiempo se refleja uno sobre el otro, formando un doble rosetón: uno de vidrio y otro de luz, dando lugar a lo que se conoce como “Espectáculo del Ocho” debido a que se forma un “ocho de luz”.
Durante una hora se produce una maravillosa explosión de color gracias a las 1.116 piezas de cristal que componen el vitral mayor de la Catedral. Este fenómeno, según afirman los expertos, sería fruto del azar ya que cuando se construyó el templo no se colocaron los rosetones expresamente para propiciar este fenómeno, lo que causa todavía más interés entre el público.
Además, el número ocho está cargado de simbolismo en la tradición cristiana. Los antiguos escritores cristianos, al añadir un día más a los siete días naturales de la semana, otorgaban al “octavo día” la categoría de un tiempo más allá de todo tiempo, el tiempo de la eternidad, el cielo. Hay que apuntar que, casualidad o no, las 14 columnas que hay en el interior de la Catedral de Mallorca, son octogonales.
Este mágico fenómeno lumínico no es el único que ofrece la Catedral de Mallorca. Durante 20 días a lo largo del solsticio de invierno, puede contemplarse la salida del sol a través de sus dos rosetones principales, creando una especie de caleidoscopio. Un espectáculo que puede observarse desde el Museo Es Baluard, lugar donde se presenció por primera vez este efecto hace 10 años.
Enorme belleza y valor histórico-cultural
Conocida en las Islas Baleares como “La Seu”, la Catedral de Mallorca nació hace casi 800 años, tras la conquista de la isla por la Corona de Aragón. Por orden del rey Jaime I, a partir del año 1230 comenzó la construccion de un gran templo dedicado a Santa María, una obra descomunal para la época que no finalizó hasta 1601. Hablamos del monumento más emblemático del gótico mallorquín.
Posteriormente, ha sido restaurada en varias ocasiones, destacando la obra que hizo Antoni Gaudí a petición del obispo Pere Joan Campins. De 1904 a 1914, Gaudí se encargó del traslado del coro, que hasta el momento había estado situado entre los tramos segundo y tercero de la nave, la eliminación del retablo mayor gótico, la realización del baldaquino del altar mayor, la incorporación al presbiterio de la sede episcopal, la iluminación del espacio a base de ventanales de cristal, luz artificial y candelabros, y por último la elaboración de mobiliario litúrgico. Ya en la actualidad, el pintor Miquel Barceló, se encargó de realizar un espectacular mural dentro de la Capilla del Santísimo, una de las tres capillas que se encuentran dentro de la Catedral, y que hoy día conforma uno de los principales atractivos de “La Seu”.
A primera vista, el templo ya desprende una belleza extraordinaria. Ubicado en lo que fue la antigua ciudad romana, forma parte de la fachada de la zona marítima de Palma como una de las principales protagonistas del paisaje de la capital balear.
La Catedral presenta una planta basilical de 3 naves cerrada por una cabecera formada por 3 ábsides. La nave central mide 43,30 metros de altura por 19,30 de anchura y las dos naves laterales tienen una altura de 29 metros por 10 metros de anchura. El interior de la catedral ofrece una gran sensación de amplitud y ligereza estructural, acentuada por las características de los pilares octogonales que separan las naves, levantados con piedra arenisca de las canteras de Santanyí y Galdent (Llucmajor). Los 7 rosetones y los 83 ventanales con los que contaba “La Seu” originalmente y que caracterizan el interior de la misma, unido a la ingravidez que incrementa los efectos de la luz que penetran en su interior, hacen que la catedral también sea conocida bajo el nombre de “La Catedral de la Luz”. Actualmente se conservan en ella 59 ventanales y 5 rosetones.
“La Seu”, con su enorme silueta proyectándose sobre la bahía de Palma, es una síntesis contundente de los últimos ocho siglos de la historia de Mallorca y, en general, del archipiélago balear. Por supuesto, el templo es un elemento vivo, que continúa en evolución permanente.
En definitiva, el patrimonio histórico y cultural de Palma de Mallorca, encabezado por “La Seu”, pero también acompañado por el Ayuntamiento, el Castillo de Bellver, La Lonja, el Palacio de la Almudaina y los Baños Árabes, la Fundación Miró, la arquitectura modernista, el museo Es Baluard y su singular gastronomía, entre muchas otras posibilidades, supone un conjunto de experiencias capaz de sorprender a cualquiera.
Fuente: Promotourist