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Este 14 de febrero abrió sus puertas en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid la exposición Juan Muñoz. Todo lo que veo me sobrevivirá, una muestra que reúne algunas de las piezas más icónicas del escultor madrileño, fechadas entre los años 90 y 2001, año de su prematura muerte.
Considerado como uno de los artistas europeos más importantes del siglo XX, el próximo mes de junio se cumplirán 70 años del nacimiento de Muñoz, motivo por el que la Sala Alcalá 31 y el Museo Centro de Arte Dos de Mayo le dedican una doble exposición que recoge, bajo el comisariado de Manuel Segade y con la colaboración del Juan Muñoz Estate, las dos décadas de su intensa trayectoria.
Colgado entre dos siglos, el trabajo de Juan Muñoz se alza como el puesto de avanzada del giro especulativo que caracteriza al arte en el presente inmediato. A pesar de su fascinación, su inteligencia crítica le permitió advertir los inquietantes peligros que la ficción conlleva. “En los años 90 Juan Muñoz ha abrazado la figuración, que no era común entonces en la escultura, y lo hace mostrando situaciones de gran tensión emocional. Lo más avanzado a su tiempo fue pensar que la ficción podría tener un efecto transformador sobre la realidad, algo que ha marcado la cultura de las últimas dos décadas”, asegura Manuel Segade, comisario de la exposición y director del Museo Centro de Arte Dos de Mayo.
Una instalación de instalaciones
La exposición de la Sala Alcalá 31, concebida como una instalación de instalaciones, destaca por contar con obras como Plaza, pieza procedente del Kunstsammlung K21 Dusseldorf que no se ha visto en España desde que el Museo Reina Sofía le dedicó, en el Palacio de Velázquez, Monólogos y diálogos en 1996. Compuesta por 27 figuras de ciudadanos chinos en actitud hilarante, será la obra central de la muestra. A ella se unen otros trabajos como Dos centinelas sobre el suelo óptico (1990), cuyo parqué perspectivo recibe a los espectadores con una ansiedad barroca en el espacio o Barco con motor III (1990), en la que habla de una condición deambulante suspendida en un viaje perpetuo, pero también de su naufragio, de una fatalidad del destino del mismo modo que Carpet Piece III (1993) habla de una dificultad de movimiento.
Una serie de piezas e instalaciones se suceden en el interior de la sala: unos barcos suspendidos, unas mesas preparadas para el engaño en el juego, balcones o tambores inalcanzables. Los pasillos de las galerías superiores señalan umbrales, figuras que contemplan su reflejo enmascarado en un espejo o un coche accidentado que guarda una inquietante arquitectura en su interior.
Además, la muestra cuenta con préstamos procedentes de varias colecciones, tanto nacionales como internacionales, incluyendo museos como el Stedelijk van Abbe Museum de Eindhoven, el S.M.A.K. de Gante o la Fundación Botín. Para la ocasión, la sala recupera el gran ventanal de la arquitectura original de Antonio Palacios, un cruce de capas entre pasado y presente en los que el edificio será una parte central de la exposición.
Un artista definitorio
La trayectoria de Muñoz se truncó en el momento de su máximo apogeo, después de inaugurar su gran instalación en la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres. De ahí que la muestra de la Sala Alcalá 31 tome su nombre –Todo lo que veo me sobrevivirá– de una cita de la poeta rusa Anna Ajmátova (1889 – 1966) que Muñoz recogió en una de las notas de sus cuadernos de preparación para la muestra en el museo londinense.
La última década de producción de Juan Muñoz estuvo marcada por el dominio del espacio en una concepción neobarroca y por la recuperación de la figura humana como elemento central de trabajo. Su vocación existencialista, su cualidad emocional y su reivindicación del truco, de la suspensión de la incredulidad, determinaron la ficción como una característica fundamental del arte contemporáneo, avanzando el giro especulativo que será paradigmático del arte en el siglo XXI.
Tras su paso por la Sala Alcalá 31, esta exposición tendrá su continuidad en el Museo Centro de Arte Dos de Mayo, entre junio y noviembre de 2023. El centro dirigido por Manuel Segade acogerá diversas instalaciones, esculturas, dibujos y pinturas de la primera década de trayectoria del artista, que se desplegarán en dos plantas del museo, para presentar un Juan Muñoz todavía desconocido.
En todo caso, la Sala Alcalá 31 vuelve a ofrecer una mirada a los mejor del arte contemporáneo, confirmando su papel como uno de los claros protagonistas de la agenda cultural madrileña.
Fuente: Acerca Comunicación