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Menorca Talayótica, una odisea ciclópea insular. Así se denomina el nuevo e ilusionante proyecto con el que la isla balear vuelve a postularse como Patrimonio Mundial en base a una de sus singulares señas de identidad culturales. Tres años después de que el primer intento fuera pospuesto para reformular algunos aspectos, Menorca ha presentado en la UNESCO un proyecto renovado, que se fundamenta en la integración de sus monumentos prehistóricos en el entorno paisajístico de la isla y su armoniosa relación en un territorio vivo y activo. Esta es la única candidatura que el Ministerio de Cultura español ha presentado este año a tan importante renocimiento, cuya decisión final se conocerá en 2022.
Más de 1.500 yacimientos en apenas 700 km2 de superficie dan una clara idea de la importancia de la cultura talayótica en Menorca, que se remonta a la prehistoria de esta isla balear. Un conjunto de monumentos que abarca dos milenios: del 2.300 a.C. hasta la conquista romana en el año 123 a.C.
Diseminados a lo largo de todo el territorio, se trata de uno de los atractivos más interesantes de la isla. Navetas, talayots, taulas, poblados y necrópolis que, en su conjunto, forman un patrimonio arqueológico de incalculable valor y único en el mundo. De ahí que Menorca presente esta candidatura a Patrimonio de Mundial, una distinción que busca la protección y preservación del patrimonio cultural y natural considerado de valor excepcional para la humanidad.
La esencia del nuevo replanteamiento se basa en una figura clave: el entorno paisajístico como nexo de unión, armonioso e integrador, entre un territorio que se mantiene vivo con el paso del tiempo y los monumentos más representativos y singulares de la prehistoria de Menorca.
Se han escogido diferentes áreas territoriales en las que se encuentran una diversidad de monumentos que ilustran la prehistoria de Menorca. Entre otros, destacan esta docena de monumentos. Cuatro pertenecen al entorno de Mao: el poblado talayótico de Trepucó y el de Talatí de Dalt, el talaiot de Cornia Nou y sa Torreta de Tramuntana. Otros cuatro, al de Ciutadella: la Naveta des Tudons, las taulas de Torrellafuda y Torretrencada, y el poblado de Son Catlar. Dos, al de Alaoir: el poblado de Torre den Galmés y la taula de Torralba d’en Salort. Y dos más al de Ferreries: las navetas de Son Mercer de Baix y sa Cova des Coloms. A ellos se une también la illa d’en Colom, frente a Es Grau, donde se encuentra la mina de cobre prehistórica de Sa Mitja Lluna, la única mina prehistórica conocida en las Islas Baleares y una de las pocas que se conservan en el sur de Europa. En todo caso, un conjunto de tesoros históricos y culturales realmente excepcionales.
Siguen las visitas guiadas mensuales
Para todos aquellos que deseen conocer con más detalle la cultura talayótica, Menorca organiza desde hace cinco años el programa de excursiones ‘Som talaiòtics’ por el que –una vez al mes– se realiza una visita guiada –en domingo– a un yacimiento. Son visitas gratuitas, previa reserva al teléfono 971.350.762.
Así, el 8 de noviembre, a las 09.00 h., la visita será al poblado talayótico de Biniparratxet, cerca del aeropuerto de Maó. Destacan en él una casa circular y un talayot (torre troncocónica de vigilancia). El 13 de diciembre, también a las 09.00 h., la visita será al poblado talayótico de Binicalaf, uno de los menos conocidos de la isla, y al talayot de Binixíquer, uno de los más monumentales por su diámetro.
En cualquier caso, Menorca vuelve a poner sobre la mesa su excepcional patrimonio histórico y cultural, un conjunto de tesoros que hace de esta maravillosa isla balear uno de los destinos más interesantes del Mediterráneo.
Fuente: RV Edipress