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La naturaleza como arquitecta no tiene parangón y en las Islas Canarias muestra todo su esplendor por ejemplo en estos lugares con encanto, escenarios de agua cristalina perfectos para darse un buen baño. Y es que las Canarias son mucho más que sol y playa, y entre sus innumerables paisajes sorprenden también sus piscinas naturales de agua salada, entornos abiertos al público en ubicaciones de excepción, y conocidas como “charcos” en la jerga local.
Cada una de las siete Islas Canarias presume de una variedad de piscinas naturales de diversos tamaños y profundidad habilitadas para el disfrute de sus visitantes, la mayoría de fácil acceso. En todo el archipiélago hay unas sesenta de ellas, la mayoría ubicadas frente a la costa y al nivel del mar, protegidas de mar abierto, aunque aprovechando sus aguas. Además, gracias a que el archipiélago goza de unas temperaturas suaves durante todo el año, no en vano su clima es considerado como “el mejor clima del mundo”, estos recursos naturales permiten su disfrute durante todo el año.
LANZAROTE. Piscinas de Punta Mujeres. “Charcos” familiares y variados
A lo largo de 2 kilómetros, en el nordeste de Lanzarote, diversas piscinas naturales convierten Punta Mujeres en referente del “charco” en la isla. Sorprende por su belleza el marco de un pueblo pesquero de casas blancas que conserva su aire tradicional. La mano del hombre sólo queda reflejada en algunas escaleras y zonas para tomar el sol. Lo demás, pura naturaleza aderezada con sal. Cerca de este lugar, los Jameos del Agua y la Cueva de los Verdes de César Manrique, centros turísticos de la isla, ponen la guinda de los atractivos pictóricos del norte de Lanzarote.
FUERTEVENTURA. Aguas Verdes. Un baño alternativo
Fuerteventura es sinónimo de playas infinitas de fina arena dorada. Sin embargo, su costa oeste, de oleaje más bravío, esconde tesoros de irrenunciable visita si se busca el contraste. Aguas Verdes, en Betancuria, es uno de ellos y resume a la perfección la amplia oferta de piscinas naturales vírgenes y saladas de las Islas Canarias. Unos seis kilómetros se ven salpicados por “charcos” y entrantes de mar dignos de una visita si la prioridad es el descanso lejos las zonas de baño más populares.
GRAN CANARIA. Piscinas de Roque Prieto. Aguas limpias y tranquilas en Gran Canaria
Aunque conviene estar atentos al mar abierto, este rincón ubicado al norte de la isla de Gran Canaria, presume de dos piscinas recreadas por el hombre idóneas para disfrutar de baños tranquilos en una costa de mar bravío. Con zonas de muy poca profundidad y otras de hasta tres metros, el enclave es perfecto si lo que se busca es el relax sin aglomeraciones ni ruidos urbanos. El agua cristalina, constantemente renovada por el Atlántico, transparenta el fondo rocoso de las Piscinas de Roque Prieto. Además, estas piscinas saladas están rodeadas por un paisaje muy singular protagonizado por las amplias extensiones de cultivo del célebre plátano canario.
TENERIFE. Charco del Viento. Un baño con vistas al Teide
Es una de las cuatro piscinas naturales que se encuentran en la isla de Tenerife y también una de las más bellas de las Islas Canarias por el contraste de colores azul turquesa, zonas de arena y áreas de rocas y lava petrificada. Un verdadero tesoro que multiplica por cuatro los sentidos del placer y con un acceso bastante sencillo con aparcamiento a través de un camino asfaltado.
LA GOMERA. Piscina Hermigua. Cuatro columnas que la flanquean
Sorprende en este paraje la grandeza de las cuatro columnas que flanquean la piscina. Se trata de unos bloques de unos treinta metros del antiguo pescante, construido a principios del siglo XX para exportar los plátanos y tomates de La Gomera. Con el mar en calma, el entrante anexo regala la inmensidad oceánica, fondos espectaculares, zonas para zambullirse en el agua y una agradecida sensación de sosiego. Con mar bravío, y siempre que se permita el baño, sumergirse en esta piscina protegida junto al impetuoso océano es más que recomendable. Su acceso, a través de los paseos por la vía costera, brinda unas excelentes vistas.
LA PALMA. Charco Azul. Premiado con la bandera Ecoplayas
El Charco Azul de La Palma, protegido del oleaje, ofrece una posibilidad distinta y singular para disfrutar del mar. Su fama se incrementó tras una reciente remodelación, hasta el punto de lograr el premio internacional Ecoplayas en 2013 por los servicios añadidos. En San Andrés y Sauces, uno de los municipios más bellos del norte de la isla, este enclave resulta ideal para disfrutar en familia del mar y el sol en contraste con el verde de la cercana laurisilva, un bosque prehistórico de gran valor.
EL HIERRO. Charco Azul. Un capricho de los volcanes digno de César Manrique
Su intenso color azul turquesa, en un entorno volcánico, la convierten, sin duda, en una de las piscinas naturales más bellas de las que se esconden en todo el archipiélago. No la diseñó César Manrique, pero la magia de la naturaleza lo ha superado. El Charco Azul, en El Hierro, es una de las zonas de baño más espectaculares y entrañables de la menor de las Islas Canarias. Compendio de las múltiples formas que dejó la lava, este rincón deleita a su visitante con cristalinas aguas turquesas y lo protege del imponente océano con un roquete, lo que deja su impronta con su rompiente de espuma blanca y sonido envolvente. No en vano, este lugar es uno de los rincones más retratados de la isla dada su belleza.
En todo caso, las Islas Canarias es el lugar perfecto para disfrutar de unas vacaciones excepcionales en cualquier época del año. Siete islas diferentes y únicas, ideales para desconectar de la rutina, recargar pilas y regresar a casa con cuerpo y mente renovados. Sus playas, su naturaleza volcánica, su estilo de vida, sus innumerables posibilidades para realizar todo tipo de actividades al aire libre, su gastronomía… En definitiva, un lugar para visitar una y otra vez.
Fuente: Porter Novelli