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Desde este sábado, 13 de mayo, y hasta el día 21, la ciudad de Girona presenta la 62ª edición de un festival único: Girona Temps de Flors.
Flores, monumentos, patios y jardines… Durante estos días, la ciudad catalana se viste con espectaculares proyectos florales que llenan de color y creatividad sus principales monumentos. Un espectáculo que combina la efímera belleza de las flores con el añejo encanto de un patrimonio histórico excepcional. Aquí queda una selección de los 10 espacios imprescindibles de la exposición:
Sant Pere de Galligants i Sant Nicolau.- Evocador conjunto románico conformado por un antiguo monasterio benedictino del siglo XII, del que restan la iglesia de San Pedro de Galligants, el claustro y la capilla de San Nicolás; un lugar perfecto para unir arte, modernidad y tradición. Además, la capilla funeraria de San Nicolás, de insólita elegancia para las pequeñas proporciones y su triple ábside, presenta varias esculturas, poéticas, contundentes, y un carácter orgánico que se vinculan con la ornamentación floral fusionando tradición y arte contemporáneo.
Sant Martí Sacosta.- Una escalinata de fuerte pendiente, bellamente ornamentada, lleva hasta la entrada de la iglesia de San Martín Sacosta (s. XVI-XVII). Desde ahí, y donde la calle se bifurca, el juego del arco sesgado del Palau de Agullana y la doble escalinata brindan una combinación de líneas y volúmenes que, junto con el proyecto Trencadís floral, hacen del conjunto uno de los espacios imprescindibles de la muestra. La entrada al templo también será una pieza clave de Temps de Flors, sobre todo si se quiere vivir un viaje mágico, entre leyendas y aventuras, con el proyecto Cuento contado.
La Catedral.- La plaza de la Catedral, presidida por la monumental escalinata del siglo XVII, es uno de los escenarios más singulares de Girona. Ahí, el visitante se encontrará con Código pétreo, una composición rompedora y provocadora que quiere alterar la percepción clásica de la grandiosa escalinata e invitar al visitante al descubrimiento de múltiples perspectivas. El edificio, levantado entre los siglos XI y XVIII, es uno de los emblemas arquitectónicos de la ciudad y conviene no dejar pasar la oportunidad de descubrir sus espacios interiores: el claustro románico, los sótanos… que durante Temps de Flors se convierten en el marco perfecto para proyectos artísticos y florales únicos.
Banys Àrabs.- Son los baños públicos románicos mejor conservados que se conocen. Construidos en el siglo XII, estos baños imitan la estructura de las termas romanas, copiada de los modelos musulmanes norteafricanos. Así, el visitante podrá descubrir proyectos inspirados por las diversas estancias que se dedicaban a las diferentes etapas del baño. Son de admirar tanto la entrada –vestidor y sala de descanso–, cubierta con bóveda anular, como la cúpula, construida sobre finas columnas y capiteles bellamente ornamentados, que cubre la piscina central.
Sarraïnes.- El edificio, situado entre los Baños Árabes y el principio del paseo Arqueológico, acoge dos zonas diferenciadas de exposición, una en la planta baja, a la que se accede desde la calle de Fernando el Católico, y la otra en el primer piso, con una entrada independiente desde el paseo Arqueológico. En la misma fachada del edificio, el visitante podrá disfrutar del Jardín de los deseos, un proyecto en el que en un jardín idílico, lleno de flores y colores, los deseos aparecen dentro botellas que llegan a la arena de una playa.
Sant Lluc.- Se trata de una iglesia de estilo barroco y trazos muy sencillos, construida en 1724. Situada al principio del paseo Arqueológico, consta de una única nave dividida en tres tramos y capillas laterales entre contrafuertes irregulares, que permiten acoger interesantes proyectos artísticos florales. Admás, sus visitantes podrán descubrir el espacio que actualmente aloja el castrum los Manaies de Girona.
Casa Lleó Avinay.- La Casa León Avinay, situada en la calle de San Lorenzo, es uno de los ejemplos de arquitectura judía más representativo de la ciudad. Cargada de simbolismo, es un espacio único que se transforma y se llena de vida y colores durante Temps de Flors. Destaca el patio con el pozo, la columna románica y los ventanales góticos, donde el visitante revivirá el estallido de la temporada con el proyecto Diez de primavera. Conviene no perderse el jardín, diseñado siguiendo una simbología cabalística, donde se podrá ver una Revolución floral y desde el que se disfruta de una espléndida panorámica del Patio de los Rabinos del Centro Bonastruc ça Porta y del callejón de Hernández, paralelo al de San Lorenzo.
Sant Feliu.- Uno de los edificios góticos más representativos de la ciudad, la basílica de Sant Feliu fue, hasta el siglo X, la Catedral de Girona. Conviene no perderse el acceso a través del puente de Sant Feliu, que con el proyecto Rosetón conduce a la escalinata principal por medio de grandes estructuras florales circulares. Inspirados en los grandes rosetones de la iglesia, estos elementos llevan hacia el interior del templo, donde la combinación de obras de arte con las diferentes propuestas florales es simplemente espectacular.
Torre Gironella i Jardins dels Alemanys.- La Torre Gironella es una antigua fortificación, situada en el punto más elevado de la Força Vella –la antigua muralla romana. En el jardín, el proyecto Reflejos de luz y flores invita a despertar los sentidos y festejar la llegada de la primavera. Además, el sótano permitirá disfrutar de Cataluña, tierra de paz y La galerna de Pascua. Delante de la torre, los Jardines de los Alemanes resguardan los restos de una gran cuartel llamada popularmente ‘de los Alemanes’, donde se acogieron a finales del siglo XVII soldados mercenarios alemanes destinados a Girona. Ahí se presentarán proyectos como Jardín vertical aromático con juego de luz negra.
Plaça dels Jurats.- Desde la plaza de San Pedro de Galligants, un encantador puente que atraviesa el río conduce hasta los porches de la plaza de los Jurados, antesala del corazón del casco antiguo. Esta pequeña plaza permite descubrir el proyecto Rosa de los vientos y veleta, inspirado en la primera carta náutica que dibuja una rosa de los vientos, el Atlas catalán de Abraham Cresques. La obra evoca la importancia del viento en la Edad Media a través de la representación de la propia rosa y, en la veleta, una sirena con dos colas.
En todo caso, visitar Girona durante estos días supone descubrir una ciudad excepcional justo en el momento en el que se viste con sus mejores galas. Exposiciones, una gastronomía de primera línea, arte por los cuatro costados, ciclos de cine, diversos conciertos –en estas mismas fechas coincide el festival Girona A Cappella–, literatura, múltiples opciones de ocio nocturno, compras… En definitiva, una gran experiencia artística y cultural realmente fuera de serie.
Fuente: Girona Temps de Flors