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Un viaje a Centroamérica supone disfrutar, entre muchos otros atractivos, de su rica gastronomía, que se caracteriza por la fusión de la cocina indígena, africana y española. A pesar de las diferencias geográficas y sociales que determinan la alimentación en los diferentes países de la región todos ellos tienen un denominador común: el uso del maíz como el ingrediente estrella y la mezcla de diferentes especias que dan lugar a una rica combinación de sabores. Vayamos donde vayamos, en Centroamérica encontraremos una cocina variada con guisos, sopas, y antojitos (el equivalente a las tapas en España) que se preparan con ingredientes frescos. En esta variada gastronomía hay que destacar, además del maíz, productos como la papa, el boniato, la yuca, los frijoles negros y colorados, las judías, el maní, el chayote, el ñame, la calabaza, los ajíes, el ajo –molido y entero–, el laurel, el orégano, el comino, el chile en polvo, el loroco (una hierba típica del El Salvador y que también se utiliza en Guatemala), el aguacate, la carne de res, de cerdo y de pollo, la mariscos y pescados frescos, la guayaba, el cacao, la piña, la habichuela, la chirimoya, la guanábana o el mamey, entre otros muchos. En sencillos puestos callejeros que llenan las calles más transitadas, en las pequeñas cantinas de pueblo o en los restaurantes más sofisticados, los sabores de Centroamérica ofrecen una experiencia gastronómica excepcional.
En El Salvador hay que destacar la pupusa, que es una tortilla de maíz rellena de queso, frijoles o chicharrones, entre otros ingredientes. En las fiestas familiares y entre amigos no falta nunca ni la chicha, bebida fermentada de maíz, ni la horchata. Una costumbre muy salvadoreña es disfrutar de una taza de café acompañada de una quesadilla. La quesadilla salvadoreña, muy diferente a la quesadilla mexicana, es un pan dulce (parecido al pan de elote) que se toma en los cafés o en casa a media tarde.
En Honduras no hay que perderse las baleadas, originarias de la costa norte, donde se encuentran las grandes fincas bananeras. Consiste en una tortilla de trigo doblada por la mitad y rellena de frijoles y queso. Esta comida se encuentra en cualquier casa en Honduras y se acostumbra a comer en el desayuno o en la cena. También es muy típica la bandeja hondureña, que combina carne de res, pollo y cerdo, acompañada de plátano maduro, aguacate, arroz y frijoles.
Los nicaragüenses le dan una infinidad de usos al maíz: bebidas como la tradicional chicha y el pinol; platos fuertes como el nacatamal, el indio viejo y la sopa de albóndiga o bocadillos como el atolillo y el perrereque. En muchos de los platos de Nicaragua es común añadir el achiote para sazonar y dar color a los platos.
Por otro lado, es difícil visitar Guatemala y no probar los tamales, una masa a base de maíz cocinados envueltos en su hoja y rellenos de carne o acompañados de carne mechada. Las tortitas de maíz rellenas de queso, aguacate o carne condimentados con chiles, orégano o cilandro forman parte esencial de su gastronomía.
En Costa Rica, uno de los platos “nacionales” es el gallo pinto, una combinación de frijoles con cebolla picada, chile y ajo servido en los desayunos con arroz, huevo frito, natillas y queso.
Llegando a Panamá, los variados platillos con arroz y la rica sopa conocida como sancocho, hecha a base de gallina y maíz, forman parte de las comidas cotidianas.
La fusión de las nacionalidades que conviven en Belice también se puede sentir en la cocina diversa de este país, que tiene la suerte de contar con ricos y variados mariscos. La langosta, cocinada de mil maneras, es objeto de culto en fiestas que tienen lugar en las playas de sus islas y en las ciudades costeras a principios de la temporada, en el mes de junio.
Y de postre, no hay que dejar de lado la gran variedad de zumos y preparaciones con frutas naturales que están en casi todas las comidas de todos los países de Centroamérica. En todo caso, hablamos de un menú tan diverso como atractivo. ¡Qué aproveche!
Fuente: Interface Tourism Spain