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En general, las Islas Baleares suelen ser sinónimo de verano, de sol y playa, pero cualquier época del año es buena para conocer Formentera, una isla que en invierno ofrece un rostro distinto, pero no por ello menos encantador.
Cuando se dibuja el invierno se suele hacer en blanco y azul, y Formentera también se puede plasmar en esos mismos tonos, con una diferencia: la isla no es fría. Todo lo contrario. Su arena blanca es siempre cálida y acogedora; sus aguas azul turquesa invitan a disfrutar de un fondo repleto de tesoros. Unas características presentes en la pequeña de las Pitiusas durante todo el año.
Vistas panorámicas, playas, salinas, molinos, torres de defensa… Formentera es una isla que nunca se acaba. Un lugar para dejar atrás el estrés y sumergirse en un entorno mágico, rodeado de paisajes relajantes y aire puro. Una isla para visitar en cualquier época del año y que además ofrece multitud de opciones para los niños. Conocerla a pie o en bicicleta son algunas de las posibilidades que se proponen para toda la familia.
Su clima templado permite disfrutar de cada rincón de la isla e incluso bañarse en el mar gran parte del año. Así, quien ha paseado por sus senderos, se ha dejado llevar por sus caminos y ha visto el paisaje pasar a ritmo del pedaleo, sabe que Formentera ofrece a través de sus 32 rutas verdes más de 100 kilómetros de caminos entrelazados que permiten realizar rutas senderistas de todos los niveles, así como paseos a caballo y bicicleta. Vistas panorámicas, playas, lugares de interés arqueológico, salinas, molinos, embarcaderos, explotaciones vinícolas, iglesias… lugares que regalan estampas únicas.
Paraíso natural
Bosques de sinuosas sabinas, paisajes rurales salpicados de higueras con un escalonado exclusivo, dunas con una flora endémica, salinas y humedales. Es precisamente la naturaleza uno de los aspectos más valorados de la isla, algo que seduce a todo aquel que la visita, tanto en temporada como fuera de ella. En este sentido, Formentera enamora también a unos viajeros muy especiales: sus aves, que nunca faltan a su cita anual en la isla. A lo largo de las cuatro estaciones es posible observar en la menor de las Pitiusas más de 200 especies de aves, algunas sedentarias, otras que vienen solo en invierno, o en primavera y verano para reproducirse, incluso un buen número que solo aparece durante los pasos migratorios.
En este sentido, el Parc Natural de Ses Salines d’Eivissa i Formentera representa un ejemplo de la riqueza de la biodiversidad mediterránea. Como espacio natural de especial interés engloba un conjunto de hábitats terrestres y marinos, con valores ecológicos, paisajísticos, históricos y culturales de primer orden a escala internacional.
Paisajes con historia
Formentera es bien conocida por sus playas y sus aguas transparentes, pero su interior guarda un conjunto de rincones históricos que no tiene desperdicio. Como el Faro de la Mola, considerado por muchos visitantes como un lugar mágico, como un faro del fin del mundo. Llegar a él a través de la Ruta Verde 29 es un pasaporte para viajar en el tiempo cien años atrás, por el carácter rústico de su paisaje rural, la presencia del ganado y la sorpresa de encontrar una casa a la izquierda del camino catalogada como Patrimonio arquitectónico, por sus rasgos típicos perfectamente conservados.
Del mismo modo, el Faro del Cap de Barbaria se encuentra en un paisaje casi desértico. Por sus estupendas vistas al mar y al mágico islote de Es Vedrá, es lugar de reunión para disfrutar de espléndidas puestas de sol. Además, a poca distancia del faro se encuentra una torre de vigilancia del siglo XVIII, la Torre des Garroveret, que en su momento protegió la isla de invasores.
En todo caso, la pequeña de las Baleares es un paraíso ecológico, sostenible y, sobre todo, de calidad. Su territorio, que mantiene viva la belleza y la esencia del Mediterráneo, permite disfrutar de un ambiente de calma, de la naturaleza en estado puro y del paisaje virgen de sus paradisíacas playas. Destino ideal para los 365 días del año, Formentera ofrece todo tipo de eventos deportivos, culturales y gastronómicos, sin olvidar sus fiestas populares y sus apreciados mercados de artesanía local.
Fuente: RV Edipress