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La primavera ya coquetea con el verano y ofrece el momento ideal para hacer una visita cultural a Andorra; la ocasión perfecta para dejarse seducir por sus más pintorescos rincones, marcados por las fuertes raíces medievales del Principado.
Así, más de 40 monumentos e iglesias, erigidos durante los siglos XI y XII, no solo se conservan en muy buen estado, también suponen un inigualable conjunto de posibilidades.
Cultura al aire libre
Cuando se pasea por Andorra no es difícil toparse por sorpresa con monumentos románicos de relevancia. No se puede ocultar que es el movimiento artístico con más presencia en el Principado, y el visitante no tiene que esforzarse por encontrar tesoros del medievo como la iglesia de San Miquel de Engolasters, que data del siglo XII y que sorprende por la altitud de su torre… ¡nada más y nada menos que 17 metros!
En las rutas en plena naturaleza también se conservan vestigios de la época. Como el puente de piedra, de 9 metros de largo, que cruza el pequeño río Valira, el Pont de la Margineda. Un mirador excepcional para descubrir los bosques de ribera y su fauna. También hay curiosas historias populares, como la leyenda de la Cruz de Siete Brazos, que cuenta el castigo del diablo a siete jóvenes que bromearon de su existencia e hizo desaparecer a uno de ellos. En el lugar de los hechos se construyó el monumento.
El conjunto histórico de Les Bons, situado en la localidad de Encamp, es un museo en sí mismo. Su monumento más destacable es la iglesia de Sant Romà, del siglo XII, que alberga una antigua torre de defensa de cuatro pisos, dos palomares de construcción moderna y un depósito de agua excavado en la montaña. Se trata de una ermita que se erige sobre una roca y que conserva pinturas, reproducciones de frescos románicos y elementos de estilo gótico.
La tecnología al servicio de la historia
Si se habla de pintura, no se pueden pasar por alto los frescos de la iglesia de Santa Coloma. El paso de los años ha hecho un flaco favor a los muros de la iglesia, pero gracias a las nuevas tecnologías el visitante puede apreciarlas con plenitud. La recreación virtual, acompañada de un juego de luces y sonido, las proyecta con precisión total y permite contemplarlas en su emplazamiento original. Los frescos, de gran valor, fueron pintados por la escuela del Maestro de Santa Coloma, un taller nómada conformado por artistas que habían recibido la misma formación.
A escasos metros de la iglesia se encuentra el Espai Columba, un espacio cultural que guarda las pinturas murales originales, además de otros objetos de culto religioso: las lámparas de aceite de la iglesia de Santa Eulàlia de Encamp, la cruz espinosa de Sant Serni de Nagol o el Cristo de Sant Martí de la Cortinada, entre otros.
Otros templos de Andorra también se han beneficiado de los avances tecnológicos, como es el caso de Sant Climent de Pal, una auténtica joya del arte románico que se puede visitar virtualmente gracias a Google. En su interior, guarda diversos objetos de relevancia, como una pila bautismal realizada en granito y una talla de la virgen del Remei. De su exterior destacan las ventanas germinadas dobles de la torre campanario, de estilo lombardo y tres alturas. En definitiva, una parada obligatoria para los apasionados de la época, tanto por su antigüedad como por su buena conservación.
Sigue los pasos del maestro herrero
La Ruta del Hierro es una propuesta que permite conocer de una de las actividades más importantes del país de los Pirineos a partir del siglo XVII: la metalurgia.
El oficio tuvo un gran peso en el Principado hasta finales del siglo XIX, y la Ruta contempla todo el proceso de producción, desde la obtención hasta la comercialización, pasando por la transformación.
Esta caminata circular de 8,4km empieza y termina en la localidad de Llorts, y recorre parajes excpecionales que combinan naturaleza y cultura; una excursión sencilla, ideal para familias o amigos.
En cualquier caso, el pasado medieval de Andorra ha dejado su huella: un archipiélago de joyas históricas y culturales que bien merece una visita. Pues eso… ¡la escapada perfecta!
Fuente: Edelman