Pablo Picasso La crucifixión, París, 7 de febrero de 1930. Óleo sobre contrachapado, 51,5 x 66,5 cm. Musée national Picasso-Paris, dación Pablo Picasso, 1979. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid
Desde hoy, 4 de octubre, y hasta el 14 de enero de 2024, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza pone el broche de oro a sus proyectos vinculados a la Celebración Picasso 1973/2023 con Picasso, lo sagrado y lo profano, una exposición comisariada por Paloma Alarcó que propone estudiar la audacia y originalidad con la que el artista se acercó al mundo clásico y los temas de la tradición judeocristiana, desvelando su capacidad de integrar elementos y problemas del arte anterior y de reflexionar sobre la esencia última de la pintura.
En este sentido, Picasso conjugó en su obra lo divino y lo humano en su más amplio sentido, e intuyó que, desde siempre, las expresiones artísticas habían adoptado una dimensión sagrada. Cuando mira al arte del pasado nos desvela nuevos modos de interpretar la historia y, con su clarividencia, nos sigue dando claves fundamentales al incierto mundo contemporáneo.

El arte era para Picasso un medio de exorcizar tanto sus propios temores como los desafíos de la humanidad y él mismo se consideraba una suerte de chamán, poseedor de un poder sobrenatural con capacidad de metamorfosear el mundo visible. Con esa convicción y rodeado de todo un mundo de referencias mágicas, Picasso desempeña el papel de intercesor entre pueblos y civilizaciones, entre el arte y el espectador, a través de unos temas en la que la distinción entre lo sagrado y lo profano apenas existe.
Una pléyade de grandes maestros
La exposición reúne 40 obras, 22 de ellas de Picasso. A las ocho que pertenecen a las Colecciones Thyssen se suman préstamos del Musée national Picasso-Paris y otras instituciones, así como pinturas de El Greco, Rubens, Zurbarán y Goya, entre otros grandes maestros.
A través de tres décadas de producción y tres tramas temáticas, se establece un diálogo que manifiesta la singularidad y las paradojas del arte de Picasso, su personal reinterpretación de la tradición artística española y europea, y el modo en que los mitos y ritos, paganos y cristianos, se fusionan en muchas de sus creaciones.

Así, en Iconofagia se aborda la apropiación de determinados aspectos del pasado a través de la contemplación de obras en los museos o de las reproducciones fotográficas que Picasso recopiló compulsivamente. La segunda sección, Laberinto personal, se centra en la narración de sus obsesiones personales mediante la reelaboración de los mitos y epopeyas clásicas. Por último, Ritos sagrados y profanos se adentra en su acercamiento a los ritos paganos o a la herencia de lo sacramental a través de diferentes alegorías y cosmologías cristianas.
La exposición termina con un dibujo preparatorio para El hombre del cordero (1943), una escultura de grandes dimensiones que Picasso se planteó en pleno periodo de ocupación nazi en París. El artista recupera la tradicional imagen del pastor y el cordero, uno de los símbolos de salvación más antiguos, para crear, en un momento de profunda crisis, una imagen que simboliza el terror de vivir en una Europa dominada por los totalitarismos, pero también la idea de un hombre de una enorme dimensión humana en medio de las ruinas.
Otoño en el Thyssen
El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza cierra las conmemoraciones del Año Picasso con esta exposición, pero también con ella abre las puertas de una temporada llena de propuestas. Así, además de la programación complementaria (conciertos, teatro, visitas guiadas, vídeos…) que acompaña a la muestra sobre Picasso, el museo ofrecerá en las próximas semanas todo tipo de opciones para disfrutar del arte y la cultura en pleno corazón de Madrid.
Como la exposición Inteligencia líquida, que abrirá sus puertas el próximo día 10 de octubre para mostrar las obras de ocho artistas internacionales en torno a la crítica situación de la vida en los océanos, así como a la trayectoria de la Fundación TBA21 y el desarrollo de proyectos interdisciplinares de investigación en el ámbito de la ecología, en los que las prácticas artísticas tienen un papel fundamental. Todo ello acompañado por un extenso programa de actividades que reunirá a comisarios, artistas, músicos, performers, científicos, filósofos e investigadores del ámbito internacional.

Del mismo modo, el 31 de octubre comienza Maestras, una gran exposición que cuenta con casi un centenar de piezas, entre pinturas, esculturas, obras sobre papel y textiles, que presentan, desde una perspectiva feminista, un recorrido desde finales del siglo XVI a las primeras décadas del siglo XX. Artemisia Gentileschi, Angelica Kauffman, Clara Peeters, Rosa Bonheur, Mary Cassatt, Berthe Morisot, María Blanchard, Natalia Goncharova, Sonia Delaunay y Maruja Mallo son solo algunos de los nombres que forman parte de esta nueva propuesta expositiva.
Conferencias, visitas guiadas y temáticas, catas de vinos, cursos, talleres, performance, cine… En definitiva, el Museo Thyssen-Bornemisza continúa ofreciendo un conjunto de experiencias ligadas al arte y la cultura que le convierten, sin duda, en uno de los grandes protagonistas del circuito museístico internacional y, por lo tanto, un lugar de visita obligada.