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La gran diversidad cultural de México se manifiesta efusivamente en sus fiestas populares, tradiciones y costumbres más coloridas, algunas de las cuales son únicas en el mundo. Tal es el caso del Día de Muertos, un acontecimiento que se celebra prácticamente en todo el país el día 2 de noviembre.
Aunque la fiesta propiamente hablando es el día 2 de noviembre, entre el 30 de octubre y el 3 del noviembre suelen llevarse a cabo todo tipo de eventos relacionados con la ocasión, algunos más tradicionales otro incluso de vanguardia. A lo largo de todo México se colocan vistosos y coloridos altares. Por la noche, los panteones adquieren un semblante a la vez festivo y solemne, por contradictorio que parezca, ya que son visitados por cientos de personas que, juntas, alumbradas por cientos de velas, elevan sus plegarías hacia sus seres queridos en una atmósfera de tintes amarillos provocados por la luz titilante y el colorido de la tradicional flor de cempasúchil, la más representativa de esta fiesta.
En algunas ciudades se organizan festivales y certámenes culturales y artísticos: dibujo, fotografías o elaboración del mejor pan de muertos. También se organizan concursos de disfraces, premiando, por ejemplo, al mejor disfraz de La Catrina, la representación más famosa de “Su Majestad La Muerte”, nacida de la imaginación y del sentido del humor del célebre grabador mexicano José Guadalupe Posada.
Las ofrendas colocadas en los altares representan a los cuatro elementos primordiales de la naturaleza: la tierra, representada por los frutos que alimentan a las ánimas mediante su aroma; el viento, representado por el papel picado o papel de china, mismo que por su ligereza se mueve al paso de la más mínima brisa; el agua, colocada en un recipiente para que las almas que nos visitan calmen su sed después del largo camino que recorren para llegar hasta su altar; y, finalmente, el fuego de velas y veladoras, encendiendo una por cada alma recordada, y una más por cada alma olvidada.
Entre otros elementos que se pueden apreciar en los altares están el tradicional pan de muertos, las veladoras o velas, las calaveras de azúcar, los dulces de calabaza, frutas, agua, pulque, mezcal o tequila, un plato con sal, así como una cruz que señala los cuatro puntos cardinales para que el alma encuentre su camino de ida y de regreso.
Las celebraciones más conocidas en el país, e incluso a nivel mundial, son las de los pueblos asentados en torno al lago de Pátzcuaro, en Michoacán, y las de Mixquic, un pueblo ubicado al sur de la Ciudad de México. Sin embargo, muchos otros destinos, distribuidos por toda la geografía mexicana, algunos más pequeños y menos conocidos, otros plenamente turísticos, ofrecen experiencias realmente maravillosas durante el Día de Muertos.
Y si estás en Madrid…
Las fiestas del Día de Muertos se han extendido por los cinco continentes. Las comunidades de mexicanos que residen fuera del país se han encargado, en muchos casos, de mantener viva esta tradición.
Así, por ejemplo, si estás en Madrid y quieres descubrir algunos de los singulares detalles que intervienen en esta peculiar tradición popular puedes acercarte, desde hoy –31 de octubre– y hasta el domingo –3 de noviembre– a la Gran Plaza del Centro Comercial La Vaguada, donde el Consejo de Promoción Turística de México a instalado un área dedicada a esta fiesta. En el lugar encontrarás una muestra de la gastronomía mexicana, también habrá talleres de elaboración de piñatas y catrinas, presentaciones de grupos de mariachis y bailes folclóricos, e incluso se ofrecerán diversas informaciones turísticas sobre el país.
Por supuesto, en el mismo sitio se ha instalado el tradicional altar de muertos, en este caso dedicado al célebre compositor José Alfredo Jiménez al conmemorarse 40 años de su fallecimiento. Encuentra aquí todas las actividades programadas para este evento.
En cualquier caso, el Día de Muertos es, sobre todo, una gran fiesta para homenajear a todos los que ya no están… ¡pero que en este día vuelven a visitarnos!