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Desde mañana, sábado 23 de abril, y hasta el 27 de noviembre, la 59ª Exposición Internacional de Arte de La Biennale di Venezia volverá a inundar la ciudad de los canales de arte contemporáneo. Bajo el título Il latte dei sogni (La leche de los sueños) y curada por Cecilia Alemani, la muestra incluirá las propuestas de más de 200 artistas, de todo tipo, provenientes de más de medio centenar de países.
La leche de los sueños toma su título de un libro infantil de Leonora Carrington (1917-2011) en el que la artista surrealista narra cuentos oníricos de criaturas híbridas y mutantes que parecen aterrorizar a jóvenes y mayores por igual. Las historias de Carrington describen un mundo mágico donde la vida se reinventa constantemente a través del prisma de la imaginación y donde todos pueden cambiar, transformarse o convertirse en algo o en alguien más. Así, la Exposición toma a las extraordinarias criaturas de Carrington como compañeras en un viaje imaginario a través de las metamorfosis del cuerpo y las definiciones de lo humano.
Las presiones del cambio tecnológico, el aumento de las tensiones sociales, la pandemia y la amenaza inminente de un desastre ambiental nos recuerdan todos los días que, como cuerpos mortales, no somos ni invencibles ni autosuficientes, sino parte de una red simbiótica de interdependencias que nos unen a unos con otros, a otras especies y al planeta como un todo. En respuesta a este clima, muchos de los artistas participantes imaginan una condición posthumana que desafía la visión occidental moderna del ser humano −en especial el supuesto ideal del “Hombre de Razón”− como centro fijo del universo y medida de todas las cosas. En su lugar, algunos artistas celebran una nueva comunión con lo no-humano, con el reino animal, con la Tierra; otros intentan “reencantar” el mundo, proponiendo nuevas alianzas entre especies y nuevos reinos habitados por seres porosos, híbridos, múltiples. Aún otros reaccionan a la disolución de sistemas ostensiblemente universales, redescubriendo formas de conocimiento locales o indígenas y nuevas políticas de identidad.
Así, la propuesta de la Biennale di Venezia se centra en tres temas que se entrelazan a través del Pabellón Central de los Giardini y el Arsenale: la representación de los cuerpos y sus metamorfosis; la relación entre individuos y tecnologías; y la conexión entre los cuerpos y la propia Tierra.
Además, la exposición está anclada en cinco “cápsulas del tiempo” históricas. Al reunir obras de arte y objetos de diferentes regiones y movimientos, desde el siglo XIX en adelante, estas secciones brindan herramientas adicionales de investigación y comprensión de sus temas clave; al presentar a mujeres artistas y profesionales de la cultura cuyo trabajo ha quedado al margen de las historias centradas en los hombres, sirven como punto de partida para la reflexión crítica, rastreando genealogías alternativas y afinidades que vinculan el pasado y el presente.
La leche de los sueños imagina un viaje transhistórico que no gira en torno a sistemas de herencia directa o de conflicto, sino a formas de simbiosis, solidaridad y hermandad, encontrando en el camino a artistas que han reinventado radicalmente las categorías de lo humano y del yo.
El “nuevo” Pabellón de España
Desde luego, esta 59ª edición de La Biennale di Venezia también contará con participación española, tal como se viene haciendo desde 1950. En este sentido, el Pabellón de España en los Giardini celebra una importante efeméride: su centenario como espacio expositivo; cien años de pintura, escultura, instalación artística, dibujo, video arte, performance y otras disciplinas ejecutadas por los artistas contemporáneos más importantes del país. Así, un siglo después de abrir sus puertas por primera vez, el pabellón se renueva… o, mejor dicho, se corrige.
Corrección es, precisamente, el proyecto que el artista Ignasi Aballí (Barcelona, 1958) presenta, bajo el comisariado de Bea Espejo, para el Pabellón de España en la 59ª Exposición Internacional de Arte de la Bienal de Venecia. Una singular propuesta que se compone por dos acciones: una intervención arquitectónica a escala 1:1 del pabellón y la edición de 6 guías; dos acciones concebidas con la idea de corregir los aparentes errores en los que ha recalado el artista durante su investigación en torno a la propia fisonomía tanto del edificio como de la ciudad de Venecia.
Con la primera, Aballí corrige la disposición del pabellón español, que aparece ligeramente desplazado respecto a los pabellones vecinos (Holanda y Bélgica), realizando en su estructura un giro de diez grados, que le permite alinearse con esos dos pabellones próximos en los Giardini. Con ello, Aballí abraza la hipótesis de que la ubicación actual del pabellón español sea una anomalía y se pregunta qué pasaría si se moviese el pabellón hasta alinearlo con los edificios colindantes. ¿Qué cambios implicaría dicha modificación? Así, Corrección «construye» de nuevo el interior del Pabellón de España: el visitante se encuentra en un espacio en el que se mezclan las paredes originales, que no se han tocado ni intervenido, convertidas en material en desuso, con las paredes nuevas resultantes del «giro» realizado por el artista. Una intervención de la arquitectura del edificio que trastoca la memoria en términos espaciales y que modifica el espacio de exposición, su ubicación en los Giardini y su relación con la propia ciudad. Un “nuevo” pabellón, aparentemente vacío y, a la vez, extremadamente lleno; un pabellón “corregido” que lanza más preguntas que respuestas.
La segunda acción, por su parte, le permite a Ignasi Aballí corregir la idea generalmente aceptada de qué es una guía turística de la ciudad italiana. Así, paralelamente al giro del pabellón, el artista identifica otro aparente error en relación a la ciudad: Venecia es una de las ciudades reclamo más visitadas del mundo y, a su vez, afronta serios problemas debido al turismo masivo que le pone al borde del colapso. Esa contradicción, sumada a la situación de pandemia que ha llevado a la ciudad a estar «erróneamente» vacía, como si eso fuese una anomalía, conduce al artista a mirarla desde otra óptica: una Venecia que desacelera la visita rápida del turista habitual para detenerse en todo aquello que centra la práctica artística del propio Ignasi Aballí. Una vez más, la obra de Aballí supone un desafío a la percepción del espectador.
En todo caso, las 6 guías (gratuitas), que giran en torno distintas temáticas, han sido distribuidas en diferentes puntos tanto de La Biennale di Venezia como de la ciudad, y a ellas se añade un mapa, que se puede recoger en el mismo Pabellón de España y que informa en dónde se ubica cada guía. Una singular invitación a salir de los Giardini para buscar unos libros, gastando, seguramente, el tiempo disponible para disfrutar de la propia Bienal.
Fuente: Studio Mónica Iglesias