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Para conocer Lisboa a fondo es imprescindible probar su gastronomía más auténtica. La cultura y las costumbres de los y las lisboetas se reflejan en cada plato, y saborearlos es una forma íntima y profunda de conocer su estilo de vida.
En este sentido, el turismo gastronómico en Lisboa está marcado por una fuerte influencia del mar. Los puertos pesqueros de Ericeira, Cascais, Sesimbra o Setúbal son la fuente de los mejores productos del mar, y múltiples platos tradicionales tienen como elemento principal el pescado. Aunque también hay una gran presencia de buenos quesos, como el famoso Queso de Azeitão, con Denominación de Origen en la Sierra de la Arrábida, y estupendos vinos, sin olvidar, desde luego, los dulces más clásicos.
La carne también forma parte de la cocina lisboeta, desde luego, con bocados de renombre como el Filete á Marrare, obra maestra culinaria del italiano Antonio Marrare, marcada por la omnipresencia de la nata y la mantequilla; el cochinillo de Negrais, que se puede preparar de diferentes formas; o el prego, un pequeño sándwich relleno de carne de vacuno, ideal para picar entre horas.
Lisboa de mar
En todo caso, el ingrediente por excelencia de la cocina lisboeta es el bacalao o bacalhau, y existen innumerables recetas en torno a este pescado. Se dice que hay una para cada día del año, aunque la más destacada es bacalhau à brás, que consiste en servir el pescado desmenuzado y mezclado con huevo batido y patatas. ¡Un delicioso revuelto! Otra icónica receta, tan antigua como nutritiva, es el bacalao con garbanzos, cuyo origen es impreciso, pero es de lo más común en la región.
Continuando con platos procedentes del mar, la caldeirada de peixe es un guiso elaborado con varios tipos de pescado. También es posible encontrar en cualquier establecimiento lisboeta un plato de arroz con gambas, langosta, almejas y mejillones; o las estupendas almejas Bulhão Pato, cocinadas ligeramente con ajo y zumo de limón.
No se quedan atrás las sardinas asadas. Aunque son muy típicas durante los meses de verano y fiestas populares, nunca es un mal momento para darle ese placer al paladar. Las más reconocidas son las de Setúbal y se suelen tomar acompañadas de una rebanada de pan, pimientos asados o patatas a la parrilla.
Para aquellos que visiten la zona de la Arrábida, a orillas del río Sado, es muy recomendable degustar la tradicional sepia frita, acompañada con patatas fritas o ensalada y aderezada con limón. También es muy típico encontrarla en los bares y restaurantes lisboetas.
Lisboa dulce
No se puede hablar de la gastronomía de Lisboa sin mencionar sus icónicos dulces. Empezando por su típicos dulces conventuales una de las mayores tradiciones culinarias portuguesas. Los Fradinhos de Mafra, las Nueces de Cascais, la Mermelada Blanca y el Tocino de Cielo de Odivelas son solo algunos buenos ejemplos. Aunque los pastéis de Belém son, sin duda, los dulces más emblemáticos de la ciudad e, incluso, de todo Portugal. Su fama procede, además de por su increíble sabor, por el misterio de su receta, que sigue siendo secreta.
Estas pequeñas tartaletas de hojaldre, leche, huevo y azúcar, se pueden encontrar en cada rincón de las calles de Lisboa. Aunque los originales son los de la icónica confitería Pastéis de Belém, abierta desde 1837 y ubicada, por su puesto, en del barrio del mismo nombre, a un paso del extraordinario Monasterio de los Jerónimos, una joya histórica declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, a la que, por cierto, está ligada la receta secreta de los propios pastéis.
Lisboa de vinos
Por último, es de obligada mención el vino de Lisboa. Con varias denominaciones de origen, uno de los imperdibles es el Moscatel de Setúbal. Palmela, por su parte, es una de las regiones vinícolas con mayor trayectoria en Portugal, con la marca de vino tinto Castelão y blanco Fernão Pires. Colares, Carcavelos y Bucelas son otras regiones claves para disfrutar de las múltiples propuestas de enoturismo que se pueden encontrar en toda la zona, desde visitas a bodegas y viñedos hasta catas y maridajes con la mejore gastronomía.
En todo caso, esta colección de platos esenciales para adentrarse en la cultura local de la capital portuguesa es solo la punta del iceberg de una oferta gastronómica que ofrece de todo y para todos. Desde pequeños cafés y restaurantes de comida casera hasta las propuestas de algunos de los chefs más destacados el panorama internacional, Lisboa es un auténtico paraíso foodie.
Fuente: Munka Comunicación & Marketing