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La singular gastronomía de Filipinas, desde sus platos callejeros más audaces hasta los manjares de sus mejores restaurantes de lujo, refleja la rica cultura de este país del Sudeste Asiático. En definitiva, se trata de un conjunto impregnado de múltiples influencias, de diversos matices de Oriente y de Occidente, que le convierten en un caleidoscopio soprendente.
Sin duda, el arroz es su ingrediente principal, que acompaña la mayoría de los platos. Combinado con carne, con pescados o con mariscos, acompañado con salsas picantes y verduras crujientes, es el plato local favorito. Muchas son las recetas que incluyen arroz, como el inangag o arroz frito, que se sirve en el desayuno con huevos fritos; el champorado, uno de los desayunos más comunes en las Filipinas, con el cereal cocinado con polvo de coco al que se le pueden agregar leche y azúcar; el arroz al vapor o cocido, que suele servirse como guarnición; caldos y salsas con arroz, e incluso la paella, inspirada en la receta española, pero con su propia variante.
A lo largo de tres siglos de colonización, los españoles introdujeron en las islas ingredientes, como los tomates, el maíz y el ajo, y técnicas para la elaboración de platos característicos, como los guisos, los adobos y la preparación de embutidos.
Por supuesto, en Filipinas es posible degustar una gran variedad de pescados y mariscos. El marisco fresco, o cocinado de múltiples maneras, está presente en una amplia variedad de platos, y es especialmente sabroso en algunos de los templos gastronómicos presentes en cualquier playa, desde Boracay hasta Palawan.
En todo caso, los platos más populares y tradicionales que podrás saborear en tu próximo viaje a Filipinas son:
• El lechón, muy similar al cochinillo español. ¡No puede faltar en las celebraciones!
• El pansit, fideos con cebolla, pimiento y tomate.
• El kare, un estofado de rabo de buey con verduras en salsa de cacahuete.
• El suman, bolas de arroz envueltas en hojas de plátano.
• El kinilaw, un tipo de ceviche aliñado con vinagre o zumo de calamansí junto con ajo, cebolla, jengibre, tomate, chili y pimienta.
Y cuando llega el momento del postre, déjate sorprender por sus exquisitas frutas tropicales, como el plátano, la guayaba, la piña, la papaya y el mango. Además, un postre típico de Filipinas es el halo halo, que se prepara con leche de coco y habas caramelizadas. La palabra “halo-halo” significa ‘mezcla mezcla’ en tagalo y eso es exactamente lo que se supone que debes hacer. Otro postre que tendrás que probar es el bibingka tanto cassaba, realizado con hojas de plátano, coco rallado y yuca.
Para refrescarse con una típica bebida filipina, prueba la variante de la popular horchata o un rico zumo de fruta servido bien frío. Y si eres amante de la cerveza, hay una gran sorpresa. ¡En cualquier bar podrás tomar San Miguel!
Por otra parte, la comida callejera es muy común en cualquier ciudad de Filipinas, y es siempre una alternativa atractiva a la comida casera. Paseando por las calles de Manila, Cebú o Dávao podrás probar muchas de sus delicias:
• El kikiam, un tipo de pollo que se sirve en palo, con una variedad de salsas para mojar.
• El balut y el penoy, huevos de pato cocidos.
• El kwek-kwek, huevos de pollo y codorniz rebozados y fritos, de forma parecida a la tempura.
• Los calamares fritos, en versión filipina, que se suelen mojar en vinagre.
• El taho, un tipo de tofu blando servido con jarabe y bolas de tapioca.
En puestos de comida rápida, en uno de los renombrados restaurantes filipinos o en una playa bajo las palmeras, simplemente hay que dejarse deleitar por la fabulosa gastronomía de Filipinas.
Fuente: Interface Tourism Spain