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Sostenibilidad y ecoturismo son dos palabras que conjugan a la perfección con Costa Rica, y con muchos de sus alojamientos certificados bajo el sello CST: Certificación para la Sostenibilidad Turística. Opciones que toman especial relevancia en este año 2017, designado por la OMT como Año Internacional del Turismo Sostenible. En todo caso, a continuación quedan algunos buenos ejemplos de ecolodges que comulgan con valores ecológicos y que son perfectos si se busca un lujo diferente, una experiencia de contacto pleno con la naturaleza y, en difinitiva, una estancia realmente auténtica en el país centroamericano:
Nicuesa Lodge (5 hojas CST): Este pequeño ecolodge, ubicado en la costa de Golfo Dulce –en la Península de Osa– está comprometido, desde su construcción, con la sostenibilidad. La energía solar, un sistema orgánico de fosas sépticas, compostaje y un jardín libre de químicos muestran las credenciales ecológicas de los propietarios, confirmadas con la obtención de 5 hojas CST.
El Nicuesa Lodge, al que solo se llega en bote, está literalmente inmerso en plena selva, en una reserva privada de bosque lluvioso de unas 65 hectáreas, que conecta con el Parque Nacional de Corcovado. Se compone de varias cabañas de diferentes características, pero con una decoración rústica y natural similar; los baños tienen la ducha en el jardín, para que la experiencia con la naturaleza sea aún mayor. El hotel, además de ser el paraíso de la serenidad, ofrece diferentes actividades para conocer y disfrutar del entorno: senderismo, kayak, observación de aves, buceo, yoga… O la actividad “estrella”: tumbarse en la hamaca que hay en el árbol más alto del ecolodge. Pero, sin duda, la experiencia más conocida es un paseo en bote por el golfo para ver ballenas jorobadas con sus crías (especialmente entre diciembre y mayo).
Hotel Capitán Suizo (5 hojas CST): Este nombre tan característico se debe a la pequeña isla que hay justo frente al hotel, llamada “El Capitán”, y a la procedencia suiza de sus dueños. Está situado en plena Playa Tamarindo, en Guanacaste, en un área a las afueras del pueblo y al final de la bahía.
Este hotel boutique tiene 35 estancias repartidas en bungalós, villas, suites y habitaciones, todas ellas rodeadas de exuberantes jardines tropicales, ubicadas frente al mar y decoradas con artesanías regionales. El balcón o terraza a pie de playa con hamaca y la ducha exterior son el tándem perfecto para unas vacaciones de relax. Y para completar la experiencia, el Capitán Suizo ofrece masajes al atardecer en la playa o en los exuberantes jardines del hotel. Desde sus inicios, el objetivo del hotel es operar bajo prácticas sostenibles con el entorno, pero no solo natural sino social y cultural; todas las prácticas se realizan sin poner en peligro los recursos y con altos estándares de ética, calidad y servicio personalizado.
Macaw Lodge (3 hojas CST): Desde su apertura en 2011, Macaw Lodge ha intentado ser una escuela para la investigación en el ámbito del turismo sostenible. El lodge es autosuficiente energéticamente a través de energía solar; el agua proviene de varios manantiales que discurren por la finca; se utiliza un sistema cerrado de aguas negras que se envían a un biodigestor y el agua no potable se reutiliza para el riego. Pero además, el hotel tiene su propio huerto, por lo que los platos que se sirven van directos de la tierra a la mesa.
Este ecolodge, que se ubica entre las colinas y los exuberantes bosques de los Cerros de Turrubares –zona del Pacífico Central de Costa Rica– fue construido con madera de la propiedad, procesada in situ, y para ciertas habitaciones, como los baños, se utilizó mármol y piedra también extraídos y tratados localmente. Además, todos los muebles fueron realizados por artesanos de la zona. El hotel ofrece un sinfín de posibilidades, especialmente de contacto con la naturaleza, desde retiros de yoga y caminatas nocturnas hasta experiencias sensoriales en jardines medicinales y talleres en torno al chocolate, entre otras.
Lagarta Lodge (5 hojas CST): El hotel boutique Lagarta Lodge en Nosara, en la Península de Nicoya, es un lugar idílico situado sobre dos ríos, playas y bosques extensos en la costa del Pacífico de Costa Rica. El ecolodge, que tiene su propia reserva natural privada con magníficos manglares, hace de la sostenibilidad y la responsabilidad social elementos clave de su filosofía. Un ejemplo de ello es que el hotel promueve el arte y la cultura de las comunidades indígenas locales, como los Chorotegas y Maleku. De hecho, en el espacio dedicado a exposiciones se muestra una colección muy especial de arte de éstos últimos.
El diseño de Lagarta Lodge es contemporáneo, sencillo y armónico, basado en el respeto por el entorno. Artesanos y artistas locales se encargaron de fabricar los muebles y la iluminación, y sus tonos tropicales se mezclan de manera animada con el paisaje; arte, diseño y arquitectura interconectados con la naturaleza. El Spa Vista Manglares es un oasis de calma con espectaculares vistas; el restaurante, perfecto para observar la puesta del sol y el mar, ofrece todo tipo de delicias, la mayoría de ellas de producción ecológica.
Costa Rica Sostenible
Para nadie es novedad que Costa Rica es uno de los destinos que más han impulsado el turismo sostenible. Y prueba clara de ello es el Certificado para la Sostenibilidad Turística (CST), un programa del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) diseñado para categorizar y diferenciar empresas turísticas de acuerdo al grado en que su operación se acerca a un modelo de sostenibilidad, en cuanto al manejo de los recursos naturales, culturales y sociales. En todo caso, viajar a Costa Rica supone la posibilidad de vivir un cúmulo de experiencias íntimamente ligadas a una naturaleza abrumadora pero también a un conjunto de matices culturales realmente únicos. Sin duda, un viaje inolvidable.
Fuente: The Blueroom Project