La identidad de un país o una región queda patente en las cosas con las que se manejan sus ciudadanos, los objetos que utilizan en su vida diaria o las ropas que visten. Centroamérica, con su mezcla de culturas indígenas y emigrantes, es lugar de las artesanías más ricas y variadas del planeta, que forman parte de las expresiones del folklore nacional y juegan un papel vital en la idiosincrasia de sus países.

 

Como en la mayoría de los países de Centroamérica, la artesanía de Panamá se divide en precolombina y aquella introducida por los conquistadores españoles. Entre sus productos se encuentran diseños de la etnia guna, como las molas (textiles cosidos en paneles con diseños complejos y múltiples capas); las figuras talladas en madera de cocobolo o en tagua; las canastas tejidas y teñidas en la comarca emberá-wounaan o las chaquiras (bisutería) y chácaras (bolsos) de los ngäbe y buglé. También se venden creaciones influenciadas por los españoles, e incluso el tradicional sombrero panamá, nacido realmente en Ecuador pero nombrado así por los buscadores de oro en ruta a California que lo adquirían en Panamá.

 

La riqueza artesanal de Costa Rica se divide en siete porciones –una por cada provincia de este pintoresco país de Centroamérica. Por ejemplo, en Limón son los pintores quienes expresan los colores de rutina y la mezcla étnica de la zona en sus obras, mientras que en Guanacaste se comunican a través del trabajo en cuero, y en San José hacen lo propio con la cerámica. La cuna de la artesanía costarricense es Sarchí, lugar donde se fabrican y pintan las inconfundibles carreteras de Costa Rica, símbolo del folklore nacional. Además, otras de las técnicas y materiales más típicos incluyen la alfarería, los tejidos en cabuya, las tallas en la raíz del café, la cestería, los jícaros, los tejidos de algodón hilado, el trabajo con la madera y las máscaras.

 

Las “sorpresas” de barro son quizás los objetos más característicos de El Salvador: bajo tapaderas que simulan frutas, huevos o gallinas se esconden muñecos en miniatura que representan diferentes escenas. El barro también se utiliza en la fabricación de comales, ollas o cántaros, los cuales cumplen primariamente una labor práctica en los hogares más humildes pero que se han hecho muy populares fuera de su lugar tradicional. Se trabaja también la madera en toda clase de adornos, además de utilizar la semilla de copinol para pintar sobre ella escenas religiosas o campestres. Uno de los souvenirs más codiciados es el corvo o machete, largo y delgado, compañero de siempre del campesino.

 

La artesanía de Guatemala no sólo es una de las expresiones más originales del país sino que supone un gran porcentaje del sustento en la mayoría de sus comunidades. Tras la llegada de los españoles, las artesanías tradicionales incorporaron técnicas y diseños europeos sin perder la identidad indígena ni sus características de elaboración. Hoy en día, las distintas comunidades mayas se dedican mayormente a la producción de textiles. Algunos de los materiales y técnicas más utilizados son la mostacilla, la cestería, los cueros, la joyería de jade morado (Guatemala es uno de los dos únicos lugares donde se puede encontrar), la cerámica vidriada o pintada, el pirograbado o la cerería.

 

Masaya, conocida como la cuidad de las flores, es la cuna del folklore en Nicaragua, y precisamente la artesanía, y muy en particular la alfarería, ha sido una actividad dinamizadora en la economía de este departamento. A lo largo del año se celebran distintas muestras que tienen como objetivo dar a conocer al público las novedades creativas de los artesanos: alfarería, cerámica, tallado en madera o piedra, instrumentos musicales, como la Marimba, textil y cuero.

 

Dentro de la artesanía de Belice tiene un papel importante la etnia garífuna, de origen centroafricano –presente en muchos de los países de la región–. Las piezas en caoba, cedro o anémona, las maracas, las pinturas o los muñecos son sólo algunos de los objetos que destacan dentro de su producción artesanal. Los garífuna también forman la principal población de ascendencia africana en Honduras. Y en la artesanía de este país destaca la alfarería lenca, cuyas protagonistas son, desde hace generaciones, las mujeres. Son ellas las que se encargan exclusivamente de realizar estas excepcionales artesanías, piezas de arcilla con diseños tradicionales en blanco y negro, y color, se remontan a la época precolombina. En el país también se pueden encontrar las tallas de madera o las hamacas.

 

En todo caso, Centroamérica es un multidestino en el que el arte y la artesanía suponen un universo incomparable de colores y formas capaces de cautivar a cualquiera.

 

Fuente: Interface Tourism Spain