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Desde hoy y hasta el próximo 26 de mayo, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid presenta en sus salas una gran exposición retrospectiva del artista francés Balthasar Klossowski de Rola (1908-2001), más conocido como Balthus. Considerado uno de los grandes maestros del arte del siglo XX, Balthus es, sin duda, uno de los pintores más singulares de su tiempo.
Organizada conjuntamente con la Fondation Beyeler en Riehen/Basilea, donde ha podido visitarse hasta enero de 2019, y con el generoso apoyo de la familia del pintor, la nueva temporal del Thyssen muestra cerca de medio centenar de obras de Balthus; un apasionante recorrido por una trayectoria artística diversa y ambigua, tan admirada como rechazada, que siguió un camino virtualmente contrario al desarrollo de las vanguardias.
El propio artista señaló explícitamente algunas de sus influencias: de Piero della Francesca a Caravaggio, Poussin, Géricault o Courbet. En un análisis más detenido, se observan también referencias a movimientos más modernos, como la Nueva Objetividad, así como de los recursos de las ilustraciones populares de libros infantiles del siglo XIX, como Alicia en el País de las Maravillas.
En su desapego de la modernidad, que podría calificarse de ‘posmoderno’, Balthus desarrolló un estilo figurativo personal y único, alejado de cualquier etiqueta. Su particular lenguaje pictórico, de formas contundentes y contornos muy delimitados, combina los procedimientos de los maestros antiguos con determinados aspectos del surrealismo, y sus imágenes encarnan una gran cantidad de contradicciones, mezclando tranquilidad con tensión extrema, sueño y misterio con realidad, o erotismo con inocencia. En sus escenas urbanas y en sus interiores, pero también en sus paisajes y naturalezas muertas, el espacio pictórico se convierte en escenográfico, invitando al espectador a formar parte de él, mientras que el tiempo parece detenerse.
La exposición, primera monográfica que se presenta en España en más de veinte años, reúne 47 obras, en su mayoría pinturas de gran formato, que cubren todas las etapas de su carrera desde la década de 1920. La selección incluye algunas de sus obras más importantes como La calle (1933), que se verá en España por primera vez, La toilette de Cathy (1933), Los hermanos Blanchard (1937), Los buenos tiempos (1944-1946), Thérèse y Thérèse soñando, ambas de 1938 y magníficos ejemplos de sus polémicos retratos de jóvenes adolescentes, y La partida de naipes (1948- 1950), del propio Museo Thyssen y la única obra maestra de Balthus en España; recientemente restaurada, la última sala del recorrido se dedica a presentar el resultado de su estudio técnico y del trabajo realizado por el equipo de restauración del museo. Por la importancia y el número de sus préstamos cabe destacar al MoMA y al Metropolitan Museum de Nueva York, al Centre Pompidou de París, y al Hirshhorn Museum and Sculpture Garden de Washington, entre otras instituciones y colecciones.
En todo caso, esta nueva exposición temporal del Museo Thyssen-Bornemisza, que se suma a Descubriendo a Caravaggio. Estudio técnico y restauración de “Santa Catalina de Alejandría” (hasta 26 de mayo), la presentación de El martirio de san Andrés de Rubens como obra invitada (hasta el 7 de abril) y la exposición de pequeño formato Patriarcado: Cristina Lucas / Eulàlia Valldosera (hasta el 31 de marzo), vuelve a subrayar la calidad y diversidad del programa expositivo del museo madrileño, así como su papel protagónico dentro del excepcional Paseo del Arte de la capital española.