Share This Article
República Checa es un destino romántico, moderno, vanguardista… que ofrece siglos de historia y cultura en cada una de sus ciudades. Un destino, muy próximo, al que escaparse en cualquier momento.
Al plantear una escapada al país checo, Praga es la referencia. Una ciudad para perderse, enamorarse y repetir siempre que se pueda. Pero, República Checa guarda mucho más. Para aquellos que ya conocen Praga, las ciudades de Český Krumlov y Olomuc son dos lugares que deben ser descubiertos; en los que dejarse llevar por su ritmo pausado; y caminar por sus calles, en las que el tiempo parece no pasar.
Praga, por primera vez
Quienes visitan Praga deben saber que su magia les cautivará definitivamente, como le ocurrió a uno de sus grandes personajes, Franz Kafka, quien también quedó seducido por la ciudad.
Una monumental silueta da la bienvenida al viajero que llega a la ciudad de las cien torres. El descubrimiento debe empezar en el Castillo de Praga, el castillo medieval más grande del mundo, y cuyos jardines palaciegos guardan un mundo de plantas, fuentes y glorietas. Las vistas más espectaculares de la ciudad se tienen desde el mirador de Petrín, donde se encuentra la mundialmente famosa estatua del Niño Jesús de Praga.
La Praga más vibrante está en la Plaza de la Ciudad Vieja, una de las más bellas d el mundo. Muy cerca de ella está el fascinante gueto judío, siempre envuelto en leyendas. Pero si lo que el viajero busca es sentir el romanticismo de esta ciudad ha de ir al Puente de Carlos al amanecer y pasear en coche de caballos por la noche.
En este recorrido no hay que dejar de conocer el barrio de Karlín, que ha dejado de ser uno de los suburbios industriales de Praga para convertirse una prestigiosa zona reconstruida sobre la base del estilo clásico con un ambiente industrial. La restauración de edificios y la construcción de otros nuevos ha hecho proliferar nuevos bares y restaurantes que se concentran sobre todo alrededor de la plaza Lyckovo Namesti.
Y para aquellos que ya conocen Praga, o que buscan descubrir nuevos destinos, no pueden dejar de visitar Český Krumlov y Olomouc.
Český Krumlov
Český Krumlov es una encantadora ciudad, llena de paz y armonía, a dos horas en coche desde Praga. Sólo la posibilidad de pasear por sus estrechas y laberínticas calles es razón más que suficiente para descubrir esta ciudad. En este paseo la sensación es la de trasladarse a otro siglo; pocas ciudades han sabido conservar su carácter medieval y renacentista como Český Krumlov. Desde 1992, el casco histórico y el complejo del castillo y del palacio están inscritos en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
La Ciudad Vieja, enclavada dentro del meandro que forma el río Moldava; el barrio Latrán, a los pies del Castillo y el propio Castillo de la ciudad, son los tres grandes puntos de interés en los que centrar la visita, aunque no los únicos. Este Castillo fue, durante tres siglos, la residencia de uno de los linajes aristocráticos más poderosos de la época transformándolo en una pomposa residencia renacentista que debió asemejarse a la Praga de los reyes.
Para obtener una perspectiva diferente de la ciudad, nada como subirse a una embarcación del río Moldava, desde el que el puente del Castillo o la iglesia gótica de San Vito, construida en 1407, ofrecen una imagen singular.
La iglesia de San Justo, de la primera mitad del siglo XIV, al borde del río y a los pies del castillo; y la puerta de Budejovice, construida en 1600 y la única que queda de las nueve que sirvieron de entrada a la ciudad, también merecen una visita.
Olomouc
Olomouc, la capital de Moravia Central, es la segunda reserva monumental urbana más importante de la República Checa. La belleza de esta ciudad milenaria le permite competir no sólo con Praga sino con muchos otros destinos turísticos europeos.
Rodeada de parques, poseedora de una gran concentración de construcciones religiosas, de un monumento de la UNESCO y de un reloj astronómico tan interesante como el reloj astronómico de Praga, Olomouc conserva toda su historia y la entreteje con el bullicio propio de cualquier ciudad europea.
Descubrir Olomouc es como emprender un viaje por la historia. El recorrido comienza en el Castillo de Olomouc, donde se encuentra la catedral gótica de San Vescenlao, iglesia residencial del arzobispo de Olomouc. El Museo Archidiocesano es el lugar idóneo para admirar tesoros religiosos y obras artísticas de las colecciones de los obispos y arzobispos de Olomouc, además de la belleza de los restos del románico Palacio Arzobispal.
Para disfrutar de la belleza de la arquitectura y esculturas barrocas, el recorrido debe continuar por la Plaza Alta (Horni namesti), donde se encuentra la Columna de la Santa Trinidad, uno de los monumentos más significativos de la ciudad, inscrita en la lista de la UNESCO, y que representa el mayor grupo escultórico barroco de Europa Central.
En cualquier caso, Praga, Český Krumlov, Olomouc o cualquier otro rincón de la República Checa ofrecen un conjunto incomparable de experiencias ideales para cualquier escapada o para una buena temporada de vacaciones.
Fuente: Globally Turismo